El remake de cine. Mis 5 remakes favoritos
Desde que el cine es cine se ha producido diferentes versiones de una misma historia, unas mejores que las anteriores y otras peores. El remake es ese desconocido que merece la pena revisar. Dedico esta entrada al remake de cine que completo con mis 5 remakes favoritos.
Pero empecemos por lo primero.
1. Qué es un remake
Un remake es una nueva versión de una película previamente producida, que mantiene la esencia de la historia original —personajes, trama central, temas principales—, pero que puede actualizar elementos como:
- Contexto temporal (trasladando la acción a otra época).
- Localización geográfica (nuevos escenarios).
- Estilo visual y técnico (revisión de la narrativa cinematográfica, mejoras de fotografía, efectos especiales o montaje).
- Tono y género (por ejemplo, transformar un drama en comedia o viceversa).
- Cambio de sexo o de profesión (de uno o varios protagonistas)
2. Diferencia entre Remake y Reboot
No debemos confundir el remake con otras formas que se dan en la industria como el Reboot. Éste es el reinicio total de una saga, donde se replantea todo desde cero. Sirva como ejemplo Batman Begins (2005) dirigido por Christopher Nolan.
Conceptos diferentes son la Secuela, la Precuela y el Spin off, que continúan, preceden o desarrollan personajes de la historia original, pero que no la rehacen.
3. ¿Por qué se hace un Remake?
La respuesta no es única. Por lo general, nace de diferentes necesidades que van desde lo comercial hasta lo artístico.
Una de las razones es la derivada de la tecnología. Se actualiza una buena historia utilizando recursos técnicos inexistentes en épocas anteriores: Sonido, color, efectos digitales. Véase el ejemplo de King Kong (1933 vs 1976 vs 2005).
Otro de los motivos que llevan a los productores a poner en marcha un remake es la explotación de un éxito de público. Un ejemplo sería el remake de Psicosis que hizo Gus Van Sant en 1998 del clásico del género Slasher de Hitchcock de 1960. Otro caso interesante es The Front Page, escrita por Ben Hecht y Charles McArthur para el teatro y que se estrenó en Broadway en 1928. Se hizo una primera versión cinematográfica en 1931 titulada en español Un Gran Reportaje y dirigida por Lewis Milestone. Howard Hawks abordó la misma historia en su propio remake de nombre Luna Nueva (1940) y Billy Wilder lo haría en 1974 con el nombre en español de Primera Plana. Y no fue el último, todavía se hizo otro posterior.
También se dan a veces razones de tipo cultural y/o artístico con el objetivo de contar una historia en otro contexto social, geográfico o histórico. Los siete magníficos (1960) de John Sturges es un remake de Los siete samuráis (1954) de Akira Kurosawa, trasladando y adaptando la trama del Japón feudal al Oeste americano.
En ocasiones los propios directores deciden rehacer películas que ya han dirigido en épocas anteriores porque consideran que su experiencia y su técnica pueden mejorar su primer trabajo. Es el caso de los auto-remakes de Alfred Hitchcock -uno de los Directores más influyentes– con El Hombre que Sabía Demasiado (1934 vs 1956) o de Howard Hawks –uno de los directores imprescindibles del cine clásico del Oeste– en Bola de Fuego y Nace una Canción (1941 vs 1948).
4. Evolución de los Remakes Cinematográficos
Los remakes surgen al mismo tiempo que el cine. En la era del Cine Mudo, los derechos de autor todavía no estaban bien definidos y era común que los productores, atentos a los éxitos de taquilla o a las posibilidades de las historias, se lanzaran a hacer nuevas versiones. Se trataba de llevar al público a las salas como fuera.
4.1. Década de 1910-1920: el nacimiento del Remake
En la etapa del cine mudo, era habitual rehacer películas para incorporar mejoras técnicas según éstas se iban descubriendo y probando. Tomemos como ejemplo uno de los mejores relatos clásicos de terror adaptados al cine: Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1920) de John S. Robertson. Aunque la novela de Stevenson ya había sido llevada a la pantalla en varias versiones cortas entre 1908 y 1913, este remake con John Barrymore fue el gran éxito.
4.2. Década de 1930: el auge del Remake en el cine sonoro
La tónica de esta década era la de rehacer versiones sonoras de películas mudas. Sigamos con el mismo ejemplo de la etapa anterior. El Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1931) de Rouben Mamoulian es un remake de la versión muda de 1920. Esta versión sonora con Fredric March fue un gran éxito que incluso le valió el Oscar a March. Su audacia visual y su montaje inspirado en el Expresionismo Alemán lo convirtió en un referente en el género de las películas de terror psicológico.
4.3. Década de 1940: consolidación del star-system
En esta etapa, los estudios de Hollywood se pusieron a versionar éxitos anteriores, ya fueran americanos o europeos con las estrellas que tenían contratadas. De nuevo volvemos a Dr. Jekyll and Mr. Hyde para comprobar que en 1941 Victor Fleming hace un remake de la versión de Mamoulian del 1931. A pesar de contar con enormes actores para la misma como Spencer Tracy, Ingrid Bergman y Lana Turner, el resultado es mucho más convencional y menos arriesgado que su predecesor.
Otro ejemplo interesante es Luz de Gas (1944) de George Cukor. Ésta viene a ser la versión hollywoodense de la Gaslight británica de Thorold Dickinson rodada en 1940. El remake americano con Ingrid Bergman (Oscar a Mejor Actriz) y Charles Boyer, eclipsó al original. Fue tal su repercusión que la locución verbal hacer luz de gas (gaslighting) quedó incorporada a nuestro vocabulario.
4.4. Década de 1950: Remakes en technicolor
Estamos en el momento de reciclar clásicos en Technicolor, musicales y melodramas de lujo. Todos los Hombres del Rey (1958) con Broderick Crawford fue un remake de la misma película de 1949, lo que demostraba la rapidez con que Hollywood rehacía sus propios éxitos. Otro ejemplo sería Imitación a la Vida (1959) de Douglas Sirk, que es remake de la de 1934 y que elevó el melodrama hollywoodense a su mayor nivel, influenciando a cineastas posteriores como Fassbinder o Almodóvar.
4.5. Décadas de 1960-1980: cambios de tono y género en los Remakes de cine
Aparecen remakes que reinterpretan la historia original desde perspectivas nuevas. Como ejemplo sirva La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) dirigida por Don Siegel que era una propuesta de ciencia ficción en el ambiente de la Guerra Fría. Su remake fue La invasión de los ultracuerpos (1978) de Philip Kaufman, que resultó mucho más oscuro y paranoico.
4.6. Década de 1990-2000: globalización y adaptación cultural
Con la expansión del cine asiático y europeo, Hollywood empieza a rehacer éxitos internacionales para el público norteamericano. Un título como el hongkonés Juego sucio (2002) de Andrew Lau y Alan Mak fue rehecho por Martin Scorsese con el nombre de Infiltrados (2006). El remake ganó el Óscar a Mejor Película y a la Mejor Dirección y superó el éxito de la original.
4.7. Años 2000 en adelante: Los Remakes tratan de atraer al público al cine de nuevo
En la era del streaming, los estudios y las plataformas explotan catálogos clásicos para adaptarlos a las nuevas audiencias. Buenos ejemplos serían Ha nacido una estrella (2018) a cargo de Bradley Cooper, que es al menos la cuarta versión de la misma historia. O Dune (2021), en la que Denis Villeneuve reinterpreta de forma visual y conceptual la obra de Frank Herbert, tras la versión de David Lynch en 1984.
5. Mis remakes favoritos
No es siempre fácil argumentar la necesidad de un remake, dado que a veces nos encontramos con una simple actualización de una historia inmejorablemente contada antes. Hay casos en los que el remake supera con mucho al original y otros en los que no. Más allá de algunos de los clásicos indiscutibles y ya comentados como Ben-Hur o Luz de Gas, os comparto una selección de mis remakes favoritos. Esos que en mi opinión han aportado un plus de originalidad y buen cine a la historia.
5.1. La Cosa (1982) de John Carpenter
La primera versión de esta historia se tituló El Enigma de Otro Mundo (1951) y la dirigieron Christian Nyby y Howard Hawks, que adaptaron para el cine el relato Who Goes There? (1938) de John W. Campbell. Se trataba de una película de terror, subgénero invasion film en la que el miedo era más sugerido que explícito. El peligro venía del exterior y tomaba la forma de un humanoide vegetal.
John Carpenter firmó un magnífico remake en 1982 que supuso una reinvención radical de la historia. La “cosa” aquí no es un cuerpo estable, sino un organismo que imita y parasita en humanos. Carpenter convierte el relato en una alegoría del miedo a la pérdida de la identidad. La amenaza puede estar “dentro”, encarnada en el otro. Juega con una estética de body horror y una atmósfera opresiva, así como con un final ambiguo.
Carpenter elimina la épica y la camaradería clásicas de Hawks y las reemplaza por un nihilismo existencial. Donde el film del 51 era un relato de comunidad que se une contra el enemigo, el del 82 es una historia que se centra en el aislamiento y en la desconfianza.
5.2. La Mosca (1986) de David Cronenberg
La película original del mismo título fue dirigida por Kurt Neumann en 1958. Se trataba de un film de terror-ciencia ficción de serie B. La historia de un científico que tras un experimento de teletransportación cambia su cabeza con la de una mosca. El horror se representa con maquillaje “camp” y su tono es moralizante: advierte sobre los peligros de la ciencia que transgrede límites.
El remake de Cronenberg de 1986 supone una relectura de la historia desde el body horror. La mutación no es inmediata sino progresiva, explorando la degradación física y psicológica del científico. Se convierte en metáfora contemporánea: la enfermedad, la adicción y la pérdida de control sobre el cuerpo. El film transita del romance al horror trágico; es también drama amoroso sin posibilidad alguna de redención.
David Cronenberg -que por algo es uno de los mejores directores de Cine de Terror– convierte el típico relato pulp en una tragedia moderna. La puesta en escena se centra en el detalle grotesco de la carne, el vómito corrosivo, los dientes que se caen. Es un descenso a la degradación corporal que redefine el horror como experiencia íntima y empática.
5.3. Carga Maldita (1977) de William Friedkin
La película original se titula El salario del miedo (1953) y es de Henri-Georges Clouzot, representante del cine francés de posguerra previo a la Nouvelle Vague. Es un relato tenso y claustrofóbico sobre cuatro hombres que transportan nitroglicerina por caminos intransitables de Sudamérica. Con un estilo cercano al documental, ofrece una lectura social y existencial que pone al descubierto la desesperación de la pobreza y el cinismo de la condición humana.
La película de Friedkin de 1977 es un remake que actualiza la historia y la lleva a un contexto globalizado, con prólogos en diferentes países mostrando cómo los protagonistas terminan exiliados en Latinoamérica. William Friedkin -que fue, entre otras cosas, un magnífico director del Género de Acción– expande el espacio y carga el film de una atmósfera mística y fatalista. El uso del sonido y de la barroca puesta en escena convierten la película en una tragedia existencial.
Clouzot filma el suspense con precisión quirúrgica mientras que Friedkin lo lleva a lo apocalíptico, donde la aventura es metáfora de la futilidad humana ante un destino implacable.
5.4. Millenium: Los Hombres que no amaban a las mujeres (2011) de David Fincher
La primera versión de esta historia es Los hombres que no amaban a las mujeres (2009) de Niels Arden Oplev, una producción sueca que adapta fielmente la famosa novela de Stieg Larsson. Presenta una estética sobria, según mandan los cánones de la tradición del Nordic noir: ambientes fríos, ritmo pausado, énfasis en el realismo.
El remake hollywoodense de David Fincher de 2011 es de una estilización extrema. Fincher convierte la historia en un thriller gélido y quirúrgico con fotografía de Jeff Cronenweth en tonos azules y verdosos, montaje rítmico y geniales secuencias musicales. Rooney Mara se convierte aquí en una Lisbeth Salander más frágil y ambigua. El relato se acorta y afila, pero mantiene la brutalidad del original.
Oplev se inscribe en la tradición del policial europeo mientras que Fincher hace su versión de autor al convertir la historia en un ejercicio de estilo obsesivo, donde la forma (montaje, atmósfera, música) es tan importante como el misterio.
5.5. La Guerra de los Mundos (2005) de Steven Spielberg
El título original del mismo nombre rodado en 1953 por Byron Haskin es una adaptación de la novela de H.G. Wells (1898). Haskin aborda su película en 1953. El mundo occidental se encuentra en plena Guerra Fría, de forma que la invasión marciana es metáfora del peligro nuclear y de la amenaza comunista. Utiliza efectos especiales innovadores para la época, narración directa y un tono casi propagandístico.
El remake de Spielberg en 2005 se rueda tras el 11-S, convirtiéndose en alegoría del terrorismo y de la vulnerabilidad estadounidense. La cámara subjetiva en mano crea la sensación de documental, acercando el desastre al punto de vista humano (la familia, no los militares). Tom Cruise interpreta a un padre común y corriente, obligado a madurar en el caos. El final mantiene la resolución original, pero Spielberg enfatiza la experiencia emocional de los supervivientes.
El original es épico y colectivo; el remake es íntimo y centrado en el trauma familiar. Spielberg combina espectáculo visual con terror realista: imágenes inspiradas en los programas informativos de 2001 (gente cubierta de polvo, calles devastadas, etc.).
Sin Comentarios