Directoras de Cine Francesas. Siete Películas Imprescindibles
El cine francés es mucho más que la Nouvelle Vague. Un grupo de mujeres cineastas francesas están renovando la mirada sobre el cuerpo, el deseo, la identidad y la violencia. Dedico esta entrada a las directoras de cine francesas. Siete películas imprescindibles.
Al igual que está ocurriendo en España con la nueva generación de mujeres directoras, en Francia nombres como Claire Denis, Céline Sciamma o Coralie Fargeat están planteando sus propuestas cinematográficas con talento y valentía. Destacan no solo por sus visiones singulares, sino por cuestionar los códigos del cine patriarcal desde estéticas radicales y profundamente personales.
1. Siete películas imprescindibles firmadas por directoras de cine francesas
Para abordar este estudio, he elegido siete películas imprescindibles de cine francés moderno dirigido por mujeres. Esta serie no podía más que empezar por Agnès Varda. ¿Por qué con ella? La respuesta es clara: por ser una pionera en mantener su independencia y hablar siempre con su propia voz y visión.
1.1. La Felicidad de Agnès Varda
Ella fue la única mujer asociada al movimiento de la Nouvelle Vague, aunque en realidad nunca perteneció al mismo. Incursionó en el mundo del Cine Documental y del Cine Experimental. La Felicidad (1965) es quizá una de sus obras más inquietantes. Bajo un envoltorio de colores vivos y música de Mozart, narra la historia de un hombre que, aun amando a su esposa, encuentra “más felicidad” cuando inicia una relación extramarital. Varda subvierte los códigos del melodrama y utiliza una estética bucólica para hacer una crítica sutil y demoledora a la idea de felicidad masculina que borra a las mujeres. Su estilo, profundamente plástico y comprometido con lo político desde lo íntimo, tuvo gran influencia en generaciones posteriores de cineastas feministas.
1.2. Beau Travail de Claire Denis
Fue discípula de Jacques Rivette y asistente de Wim Wenders y se convirtió en una de las grandes poetas del cuerpo en el cine contemporáneo. En Beau Travail (1999) inspirada libremente en Billy Budd de Melville, revisita el universo masculino de la Legión Extranjera en Djibouti. Su mirada se centra en la tensión generada entre el deseo, la autoridad y la represión, con un tratamiento visual coreográfico y sensorial. Denis desestructura el relato tradicional y apuesta por una fragmentación que privilegia los cuerpos, el ritmo y el silencio sobre el diálogo. Su cine es el de la experiencia más que de la explicación.
1.3. Retrato de una Mujer en Llamas de Céline Sciamma
Sciamma, figura clave en la representación del deseo femenino y la identidad de género, firma en Retrato de una Mujer en Llamas (2019) que es una de las películas más celebradas de los últimos tiempos. Ambientada en el siglo XVIII, narra el amor prohibido entre una pintora y su modelo. A través de una puesta en escena contenida, planos fijos, y el uso expresivo del fuera de campo y la mirada, Céline Sciamma reivindica una historia de amor entre mujeres como acto político y estético. Su cine es meticuloso, pictórico y profundamente emocional, con una gran sensibilidad hacia lo no dicho. Es una de mis películas preferidas del Cine Francés.
1.4. Crudo de Julia Ducournau
Ducournau irrumpió con fuerza en el panorama internacional con Crudo (2016), una Película de Terror sobre la transformación adolescente. Su protagonista descubre su deseo (y su monstruosidad) al ingresar a la facultad de veterinaria. Julia Ducournau se atreve en esta película a mezclar el body horror con el coming-of-age en una propuesta visceral, influenciada por uno de los 10 Mejores Directores de Cine de Terror que es Cronenberg pero también por Catherine Breillat. El cuerpo femenino se convierte en campo de batalla y de liberación, en un estilo radical, físico y provocador. Ducournau lleva más allá los límites del cine de género que se consolidaría más tarde con Titane (2021), ganadora de la Palma de Oro de ese año.
1.5. La Isla de Bergman de Mia Hansen-Løve
Más introspectiva y melancólica es la obra de Mia Hansen-Løve. En La isla de Bergman (2021), la directora entrelaza cine, amor y creación, a través de una pareja de cineastas que visita la isla de Fårö, donde vivió Ingmar Bergman. La película es una reflexión meta-cinematográfica sobre el proceso creativo, las relaciones sentimentales y el peso de las influencias. Su estilo es sobrio, emparentado con Rohmer y Assayas, con diálogos pausados y una atención delicada a lo cotidiano. Frente al exceso, el cine de Hansen-Løve elige el sosiego y la transparencia.
1.6. El Acontecimiento de Audrey Diwan
Ganadora del León de Oro en Venecia, El Acontecimiento (2021) adapta la novela autobiográfica de Annie Ernaux sobre un aborto clandestino en la Francia de los años 60. Audrey Diwan aborda el tema con un enfoque casi documental, cámara en mano, y un uso agobiante del plano cerrado que transmite el asedio físico y social al que es sometida la protagonista. La película es cruda, directa y militante, pero también profundamente empática. Diwan se inscribe en una tradición del cine político, heredera del realismo francés, pero con una mirada femenina que no concede espacio al juicio moral.
1.7. Revenge de Coralie Fargeat
Revenge (2017) es un caso singular dentro del subgénero rape & revenge, que históricamente maneja planteamientos sexistas. Coralie Fargeat lo subvierte y lo estiliza con una puesta en escena esteticista, cercana al cómic y al grindhouse, en la que la protagonista y víctima de una violación, se convierte en una figura de fuerza mítica. Con sangre, hiperrealismo y una paleta de neón, Fargeat denuncia la violencia patriarcal con un planteamiento clásico del Género de Acción, pero dotando a la víctima de poder y capacidad de decisión. Esta película viene a ser un alegato feminista bajo una forma poco habitual.
2. Directoras de cine francesas. ¿Qué las une y qué las separa?
Lo que une a estas cineastas es una mirada consciente del cuerpo femenino y del deseo, su necesidad de repensar los géneros y de enfrentarse a los modos tradicionales de representación. Sin embargo, lo hacen desde registros muy distintos: mientras Varda, Sciamma y Hansen-Løve optan por un estilo más contemplativo y humanista, Ducournau y Fargeat abrazan el cine de género para deformarlo desde dentro. Denis habita un espacio intermedio, sensual y abstracto y Diwan dota de un realismo político y físico a sus historias. En definitiva, lo que las une es la voluntad de cambiar la gramática del cine desde el punto de vista femenino.
Las separan sus influencias que vienen de posiciones muy diferentes. Varda bebe del Cine Experimental y la fotografía; Denis del cine africano y de la literatura; Sciamma del pensamiento feminista y queer; Ducournau y Fargeat del horror corporal y el cinéma bis; Hansen-Løve de la nouvelle vague tardía; Diwan de la tradición testimonial francesa. También las separa el tono, la intensidad y el desarrollo formal de su cine.
Este conjunto de películas demuestra la variedad y calidad del cine hecho por directoras de cine francesas. Igualmente viene a demostrar que la autoría femenina contemporánea que llega de Francia no es un bloque homogéneo, sino un campo rico, plural y en continua expansión.
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