David Fincher y el Thriller moderno
David Fincher es uno de los cineastas americanos más influyentes de la ficción cinematográfica actual. Desde que empezó su carrera en los años 80 ha tocado muchos palos: efectos especiales, videoclips, cine, series de TV… Dedico esta entrada a David Fincher, gran director del thriller moderno.
1. El estilo de David Fincher en su thriller moderno
El cine de Fincher se sustenta en varios pilares. Los más relevantes son:
- Obsesión por los detalles: en sus rodajes hace infinidad de tomas hasta alcanzar la precisión buscada.
- Oscuridad en los temas: no le hace ascos a los aspectos más turbios de la condición humana: crimen, locura, corrupción…
- Estética fría y minimalista: usa colores desaturados con predominio de verdes y grises, composiciones geométricas y tiene gran dominio de la cámara y efectos digitales.
- Narrativas complejas: sus películas suelen descomponerse en capas; le gustan los diferentes puntos de vista y los giros de guion.
- Dominio del suspense: Coincide con Hitchcock en la búsqueda y el mantenimiento de la tensión, aunque su cine es más moderno y nihilista.
2. Influencias en el cine de David Fincher
Fincher apunta a Stanley Kubrick en el perfeccionismo formal y en el control del espacio. Con Alfred Hitchcock -uno de los 15 directores más influyentes de la Historia del Cine- aprendió a manejar el suspense. Igualmente le debe mucho al estilo de thriller de Alan J. Pakula y a la oscuridad visual y estética publicitaria de Ridley Scott.
Al margen de sus referentes cinematográficos, la literatura contemporánea está también presente en su obra: desde Chuck Palahniuk (autor de El club de la lucha) hasta Gillian Flynn (autora de Perdida), pasando por F. Scott Fitzgerald (autor del relato El Curioso caso de Benjamin Button)
3. Películas destacadas de David Fincher
3.1. Alien 3 (1992)
No guarda buen recuerdo Fincher de su primer largometraje debido a que no pudo controlar todos los aspectos creativos del filme como quería. Pese a ello, algunos de sus gustos y obsesiones ya se intuyen en esta película: atmósferas opresivas, estética sombría y tensión psicológica.
3.2. Seven (1995)
Hablamos de un thriller moderno que supuso un hito del género en los años 90, una suerte de Neo-Noir. La historia de dos detectives que persiguen a un asesino en serie que se inspira en los 7 pecados capitales para cometer sus crímenes le sirvió a Fincher para profundizar en el mal con mayúsculas. La película tiene una estructura narrativa que va in crescendo hasta su impactante y demoledor desenlace. El antagonista es un eco contemporáneo de los villanos absolutos del Cine Negro.
El uso de la lluvia para acentuar la atmósfera asfixiante recuerda al Blade Runner (1982) de Ridley Scott. Por otro lado, conecta con el espíritu nihilista de El exorcista (1973) de W. Friedkin y la crudeza moral de El silencio de los corderos (1991) de Jonathan Demme.
3.3. El club de la lucha (1999)
Basada en la novela de Chuck Palahniuk, El Club de la Lucha es una diatriba sobre el consumismo, la masculinidad y la alienación moderna. David Fincher se adentra aquí en el cine posmoderno con el uso de recursos novedosos como son un narrador cuestionable, rupturas de la cuarta pared, un montaje frenético, estética violenta y un discurso que combina la sátira social con el existencialismo. Es un anticipo del debate actual sobre la masculinidad tóxica y la radicalización juvenil. Hoy es una película de culto que ha marcado a una generación.
En algunos aspectos la película dialoga con el Oliver Stone de Asesinos natos (1994). Por otro lado la dualidad entre el narrador y Tyler Durden podría enlazar con Dr. Jekyll and Mr. Hyde y con la paranoia urbana de Martin Scorsese en Taxi Driver (1976).
3.4. La habitación del pánico (2002)
Se trata de un ejercicio de suspense claustrofóbico, donde la cámara se desplaza por la casa en la que madre e hija se refugian atravesando paredes y objetos. Es un Fincher más formalista, cercano al Hitchcock en La ventana indiscreta (1954). Su utilización de la postproducción visual anticipa su control del CGI invisible.
3.5. Zodiac (2007)
En esta película David Fincher revisa algunos de sus temas preferidos, la obsesión y la búsqueda de la verdad a través de la reconstrucción minuciosa de los crímenes del asesino del Zodiaco. Es un thriller magistral donde la investigación consume a los personajes. Para contar esta historia su director recurre a un estilo próximo al documental en el que no existe el clásico clímax, reforzando la idea de que el caso es irresoluble. Sin duda una obra maestra.
Su tono sobrio y preciso recuerda a Todos los hombres del presidente (1976) de Pakula y a la obsesión por el detalle de Kubrick en El resplandor (1980).
3.6. El curioso caso de Benjamin Button (2008)
Más poética y melancólica, esta película basada en un relato de Scott Fitzgerald, ahonda en el transcurrir de la vida, en el amor imposible y en el paso del tiempo a través de la fábula de un hombre que envejece al revés. Su lirismo y estilo narrativo más clásico lo acerca más a Coppola o a Spielberg, aunque mantiene su perfección visual tan característica suya. El filme obtuvo el Oscar a los Mejores Efectos Especiales.
3.7. La red social (2010)
Tomando como excusa la creación de Facebook por Mark Zuckerberg, David Fincher profundiza en temas como la ambición, la soledad y la traición. Con guion de Aaron Sorkin, La Red Social es una radiografía del poder en la era de la tecnología digital. Fincher le otorga al filme un ritmo ágil, con montaje en paralelo, planos cerrados, minimalismo visual y diálogos veloces que ponen de manifiesto el aislamiento emocional del protagonista.
Su estructura fragmentada recuerda al Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles, en su exploración de la ambición y del precio del éxito y al Rashomon (1950) de Akira Kurosawa.
3.8. Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011)
David Fincher se hace cargo del Remake de la película sueca del mismo nombre que dirigió Niels Arden Oplev en 2009. Y lo hace a lo grande en uno de mis 5 remakes favoritos. Ambas obras son sendas adaptaciones de la novela de Stieg Larsson. Y es que la historia se adapta como un guante al estilo y a los temas que le gustan a nuestro Fincher. La violencia contra las mujeres, la corrupción institucional y la dificultad que tiene la verdad para abrirse paso en un mundo en el que impera la manipulación.
La dirección, la fotografía, los planos, el montaje y la planificación se coordinan para crear la atmósfera inquietante y el suspense necesarios en este thriller psicológico que sigue las líneas marcadas por el Nordic Noir.
3.9. Perdida (2014)
Thriller sobre la pareja como lugar de enfrentamiento, la manipulación en todas sus formas y la identidad. Fincher vuelve a una narración fragmentada organizada en dos tiempos y juega con la percepción del espectador, desmontando los conceptos que éste pudiera tener sobre quién es la víctima y quién el culpable.
Podemos sentir la influencia de Hitchcock en Vértigo (1958) por la forma en que la mujer se presenta como un enigma, aunque su discurso está mucho más actualizado con la sobreactuación y sobreexposición a los medios de hoy en día.
3.10. Mank (2020)
Rodada en blanco y negro, esta película es una reflexión meta-cinematográfica sobre la escritura de Ciudadano Kane, la magna obra de Orson Welles que veía la luz en 1941. En ella se refleja el choque entre los creadores y el todopoderoso sistema de Hollywood. Su puesta en escena recrea la textura del celuloide de esos años, con micrófonos visibles y un diseño sonoro que imita los estudios de la época.
En ese sentido se relaciona con Ed Wood (1994) de Tim Burton en su interés por los márgenes de la industria, aunque con un enfoque más crítico.
3.11. El Asesino (2023)
David Fincher nos presenta a un asesino obsesionado por el control y la perfección de su trabajo. Para ello recurre a la voz en off que responde al pensamiento del protagonista, que se mueve en un entorno contrastado de luces y sombras. Su estilo es muy patente en esta película: encuadres geométricos, movimientos de cámara suaves, montaje milimétrico y sonido perfecto. La violencia aparece de forma seca, sin revestimiento alguno de espectáculo, dejando al descubierto más la alienación del protagonista que las consecuencias de sus actos.
El asesino viene a ser un Fincher en estado puro tal como se aprecia en el cuidado de los detalles, en el reflejo de la deshumanización y en la demostración, una vez más, de la falta de control del individuo.
4. La huella de Fincher en otros cineastas
El legado de Fincher es visible en cineastas posteriores tanto en el cine como en la televisión de calidad.
En las producciones televisivas podemos destacar a Cary Joji Fukunaga, director y productor ejecutivo de True Detective (2014), que se ha inspirado en Fincher en la recreación de ambientes opresivos y en su interés por el mal como abstracción. Sam Smail en su Mr. Robot (2015) ha seguido su estela estética en sus tonos fríos, alienación digital y exploración de la paranoia. El mismo Fincher produjo y dirigió algunos capítulos de las series Mindhunter (2017) y House of Cards (2013), que son ya referentes del thriller moderno en TV.
En el cine, directores como Denis Villeneuve, director de Prisioneros (2013) o Sicario (2015), entre otras, han sido influenciados por David Fincher en su acercamiento estético y en la precisión de los detalles.
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