Películas de verano
El verano suele ser una estación pobre en lo que a estrenos cinematográficos se refiere. Sin embargo, es una estación emocionalmente ligada a nuestras vivencias. En verano, además, tienen lugar muchas de las historias que nos han fascinado. Os propongo mi particular selección de películas de verano.
Nada tienen que ver A Pleno Sol (1960), Cuento de Verano (1966), La Caza (1966), Aftersun (2022) y Falcon Lake (2023) salvo que en ellas el verano y el calor tienen una presencia importante, tanto estéticamente como desde el punto de vista narrativo. Su calidad y su planteamiento hacen estas películas ideales para ver en verano, así que os animo a ello.
A Pleno Sol (1960) de René Clément
Con banda sonora de Nino Rota, A Pleno Sol está dirigida por René Clément, con guion del propio Clément y de Paul Gégauff a partir de la novela de Patricia Highsmith “El talento de Mr. Ripley”. En ella, Ripley entabla relación con el rico playboy Philippe Greenleaf en la costa italiana con la misión de convencerle de volver a casa, pero acaba con su vida usurpando su personalidad y su fortuna.
Clément y su director de fotografía, Henri Decaë, construyen la película como una fábula moral en clave de thriller. Para ello recurren a una composición pictórica y encuadres que explotan el sol del Mediterráneo. La luminosidad y la belleza de la costa funcionan como contrapunto a la corrupción y miseria moral del protagonista. El propio tema musical compuesto por Nino Rota subraya esa ambivalencia.
La película está impregnada por un lado de la novela negra de Highsmith y por otro de la elegancia formal del cine europeo. Aunque coincidente en el tiempo, no se encuadra en la Nouvelle Vague, aunque comparte con este movimiento algunas de las nuevas formas del lenguaje cinematográfico: movilidad de cámara y énfasis en la subjetividad. Por otro lado, se distancia de sus contemporáneos de la Nueva Ola en el enfoque que esta adaptación hace de la novela de Highsmith, por el cual Ripley se acerca a la figura del Antihéroe moderno.
Cuento de Verano (1996) de Éric Rohmer
Esta película forma parte de su serie Cuentos de las cuatro estaciones. Escrita y dirigida por el propio Rohmer, nos muestra el amor de verano. Las relaciones sentimentales de la juventud con sus inseguridades y sus tensiones. Y nos lo cuenta a su estilo: espontaneidad, localizaciones y luz natural, planos largos y algún plano secuencia. Sus encuadres juegan con reflejos y horizontes desdibujados; sus diálogos y su montaje huyen del dramatismo. Fiel a su ideario, la música extradiegética es prácticamente inexistente, por lo que Rohmer nos deja escuchar los silencios y el sonido ambiente que tan bien le van a sus historias.
Adscrito de pleno a la Nouvelle Vague, Éric Rohmer fue uno de los fundadores crítico-cineasta de la Revista Cahiers Du Cinéma, aunque se distanció de la ruptura formal que otros miembros de la Nueva Ola preconizaron para enfocar sus películas en las personas, y concretamente en sus facetas moral y sentimental.
Este filme de Éric Rohmer se encuadra, pues, en el cine francés posmodernista, el que surge como reacción al cine tradicional y que reivindica la naturalidad, la libertad y la conversación.
La Caza (1966) de Carlos Saura
Junto con Angelino Fons, con quien coescribió el guion, Carlos Saura filma una película cruda en la que unos exmilitares que combatieron en el bando franquista se reúnen para pasar un día de caza. Durante la jornada surgen las heridas no cerradas de la guerra civil y los rencores del pasado.
La película se filmó en escenarios naturales castellanos en pleno verano e hizo a estos parajes tan protagonistas como los propios personajes. La sequedad del ambiente y el calor interactúan en la historia e influyen en el discurrir de la misma. Carlos Saura recurre con frecuencia al plano medio, al plano corto y al plano detalle para acentuar la sensación de claustrofobia, creando una de las atmósferas más peculiares de la historia del cine español.
La tensión que viven los protagonistas se intensifica con el tratamiento del sonido: disparos, pasos, respiraciones, silencios y una banda sonora acorde al climax de violencia que va in crescendo. El montaje camina igualmente en esa misma dirección y asocia violencia y calor. En lo político logra colocar de forma sutil su mensaje contra la memoria y las consecuencias de la Guerra Civil.
La Caza no fue bien recibida en España. Sin embargo, obtuvo casi de forma inmediata un gran reconocimiento internacional al verse premiada con el Oso de Plata a la Mejor dirección en el Festival de Berlín del 66 y colocó a Saura entre los mejores representantes del nuevo cine español al combinar una modernidad formal heredera de la Nouvelle Vague francesa y del Free Cinema británico con un rosario de temas muy vinculados a la realidad social y política española contemporáneas.
Aftersun (2022) de Charlotte Wells
Estamos ante la ópera prima de esta directora que firma un drama autobiográfico que recrea mediante recuerdos (y grabaciones de video) unas vacaciones veraniegas en Turquía entre un padre y su hija de 11 años.
Para contarnos esta historia Charlotte Wells construye una narración fragmentada que semeja al funcionamiento de la memoria. Además, la autora pone en juego otros elementos: movimientos de cámara muy próximos a los protagonistas, mezcla de formatos, transiciones oníricas entre pasado y presente y un ritmo pausado casi contemplativo.
Todo ello envuelto en una banda sonora con temas de los años 90 entre los que se incluyen “Macarena” o «Under Pressure”. Por otro lado, la película hace un uso delicado y magistral tanto del silencio como del Found Footage
Hito del cine indie británico, Aftersun se ha convertido en película de culto por su enfoque femenino de las relaciones paternofiliales y por su emotividad.
Falcon Lake (2023) de Charlotte Le Bon
Durante unas vacaciones junto a un lago en Quebec, un niño de 13 años entabla una relación ambigua con una adolescente enigmática que le habla de leyendas locales y secretos; el inicial coming-of-age deriva en un crescendo de tensión que lleva a la pérdida de la inocencia.
Le Bon combina la naturalidad asociada al mundo adolescente con elementos de cuento gótico. Se explaya en planos de larga duración, texturas sonoras que dan todo el protagonismo a los sonidos de la naturaleza (cigarras, agua, viento) y un uso del color que fluye entre lo bucólico y lo terrorífico, al estilo de las películas de terror. La banda sonora minimalista a cargo de Shida Shahabi se combina con el sonido y ambos acompañan la deriva de los personajes generando una sensación de peligro inminente. Un juego narrativo y estético despampanante.
Falcon Lake podría integrarse en el nuevo cine coming-of-age utilizando los elementos fantásticos para examinar la adolescencia contemporánea y sus contradicciones.
Películas de verano hay cientos, por supuesto, pero hacer una revisión de éstas 5 que os sugiero es un ejercicio fácil y reconfortante mientras llega septiembre y la vuelta a la rutina.
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