Cine Mudo. Mis ocho mejores películas
El cine mudo representa la infancia del arte cinematográfico, el momento en el que se gesta el lenguaje que marcaría las formas posteriores de narración audiovisual. Lejos de ser una mera etapa de paso, el cine mudo es un periodo de extraordinaria inventiva técnica, expresividad visual y riqueza artística que forjó grandes obras maestras del cine. Dedico esta entrada al Cine Mudo y mis ocho mejores películas.
Pero antes hago un rápido viaje por la historia para situar bien sus orígenes.
1. ¿Qué es el Cine Mudo?
El cine mudo es el cine que carece de sonido. Y fue mudo en sus inicios porque no se había producido el desarrollo técnico necesario para la inclusión de sonido en la banda. En ocasiones, y hasta que empezó a extenderse la música compuesta para el cine, la proyección de las películas mudas en las sala se solía efectuar con música en directo. Para la mejor comprensión de la historia, se solían intercalar carteles con explicaciones.
2. El Nacimiento del Cine (1895-1905)
El cine mundo está indisolublemente ligado al nacimiento del cinematógrafo. Se considera que la fecha oficial es el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Lumière proyectaron públicamente por primera vez sus imágenes animadas. Estas primeras películas consistían en un solo plano de entre 30 y 60 segundos pero hicieron las delicias de un público que no había visto imágenes en movimiento antes.
Casi simultáneamente, Thomas Edison en Estados Unidos había desarrollado el Kinetoscopio, un sistema de visualización individual. Su colaborador William Kennedy Laurie Dickson filmó las primeras películas. Entre ellas está Fred Ott’s Sneeze (1894), que es una de las grabaciones pioneras del entretenimiento.
3. Del circo al relato: las primeras películas mudas
Uno de los primeros en intuir que el cine podía ir más allá del registro de lo real fue Georges Méliès, un ilusionista francés que empleó el nuevo medio para recrear mundos fantásticos. Su obra cumbre, Viaje a la Luna (1902), es la primera gran película de ciencia ficción. Méliès introdujo efectos especiales, escenografía teatral y montaje para crear un universo visual autónomo.
Mientras tanto, en Inglaterra, George Albert Smith y James Williamson, miembros de la llamada Escuela de Brighton, experimentaban con primeros planos, planos subjetivos y el montaje como herramienta narrativa. En el Cortometraje As Seen Through a Telescope (1900), Smith usó el primer plano insertado en una acción continua, iniciando lo que sería la gramática del montaje.
En estos años se establecen las bases del lenguaje audiovisual que son el resultado de la experimentación de los directores con los diferentes tipos de planos cinematográficos, el Plano General, el Plano Medio o el Plano Americano.
4. D.W. Griffith y el Cine Narrativo
En Estados Unidos, uno de los artífices del lenguaje cinematográfico fue David Wark Griffith, quien dirigió más de 400 cortos entre 1908 y 1913. Fue en estas producciones donde desarrolló el plano-contraplano, el montaje paralelo y la estructura dramática en tres actos. Su obra magna, El Nacimiento de una Nación (1915), es clave para entender la evolución del cine como forma narrativa compleja.
Griffith llevó aún más lejos su concepción del montaje en Intolerancia (1916), una epopeya que entrelaza cuatro historias a lo largo de diferentes épocas para reflexionar sobre la intolerancia humana. Aunque fue un fracaso comercial, su ambición estructural y estilística influyó decisivamente en cineastas de todo el mundo.
5. Europa y la Revolución Visual del Cine Mudo
En la Unión Soviética, surgieron grandes teóricos del montaje como Serguéi Eisenstein, Dziga Vértov y Lev Kuleshov. Eisenstein, que es uno de los directores más influyentes, formuló la teoría del montaje de atracciones y creó secuencias de gran impacto emocional, como la que tiene lugar en la escalera de Odesa en El acorazado Potemkin (1925). Todo un símbolo de la capacidad del cine para influir en la percepción del espectador.
Destacable es también el Expresionismo Alemán que se desarrolló en la misma época. Fue un amplio movimiento artístico que llegó hasta el cine. Títulos como El Gabinete del Doctor Caligari (Robert Wiene, 1920), Nosferatu (1922) y Amanecer (1927) de F.W. Murnau, con uno de los primeros Planos Secuencia del cine, o Metrópolis (Fritz Lang, 1927) dan cuenta de su calidad. Estas películas utilizaron decorados distorsionados, iluminación dramática y simbolismo visual para representar estados psicológicos extremos, influenciando profundamente en el cine de terror y cine negro posteriores.
6. El Esplendor del Cine Mudo en los Años 20
Durante los años 20, el cine mudo alcanzó su madurez artística. En Francia, Abel Gance filmó su monumental Napoléon (1927), que incorporó como novedades el montaje acelerado, las superposiciones de imágenes y el uso pionero de la pantalla triple (Polyvision).
En Suecia, Victor Sjöström y Mauritz Stiller exploraron la naturaleza y los paisajes nórdicos en dramas humanos profundamente sensibles, como La Carreta Fantasma (1921).
En Japón, Teinosuke Kinugasa firmó Una página de locura (1926), una película experimental que desafía los límites del montaje y la representación de la locura.
La comedia vivió también su época dorada con figuras como Charlie Chaplin, Buster Keaton y Harold Lloyd, quienes demostraron que el cine mudo era capaz de conjugar emoción, crítica social y precisión técnica.
7. El fin de una era. Del cine Mudo al Cine Sonoro
El cine sonoro se inició con El Cantor de Jazz (1927) de Alan Crosland, la primera película comercial en incorporar sonido sincronizado. Aunque la transición fue progresiva, el cine mudo fue relegado rápidamente. Sin embargo, su legado permanece intacto: sentó las bases del lenguaje audiovisual, exploró todas las posibilidades de la imagen y demostró que el cine podía ser una forma de arte autónoma.
8. Mis ocho Mejores películas del Cine Mudo
Al no disponer de sonido, los cineastas de la época exploraron de forma creativa los recursos visuales, plásticos y narrativos a su alcance. Fueron ellos quienes establecieron las bases del lenguaje fílmico. A continuación, analizo las que considero son las ocho mejores películas mudas, cuya impronta permanece hasta nuestros días.
8.1. Tiempos Modernos (1936). Cine Mudo en tiempos del sonoro
Aunque estrenada en plena era del sonoro, Tiempos Modernos es, en su concepción estética y narrativa, una gran obra del cine mudo. Charles Chaplin dirige, produce, escribe, compone y protagoniza la película. En ella retoma al icónico personaje del vagabundo (Charlot) para articular una sátira feroz de la sociedad industrializada y la alienación del trabajo mecánico.
En cuanto a avances técnicos, Chaplin introduce efectos sonoros y música sincronizada, pero se mantiene fiel a la gestualidad y al ritmo visual del cine silente. La secuencia en la fábrica, en la que el protagonista es literalmente absorbido por las máquinas, constituye un prodigio de puesta en escena y coreografía fílmica.
Su influencia puede rastrearse tanto en el cine social (desde Jacques Tati hasta el Neorrealismo Italiano) como en la comedia moderna de crítica al sistema como Brazil (1985) de Terry Gilliam o Parásitos (2019) de Bong Joon-ho.
8.2. El Maquinista de la General (1926). Slapstick mudo
Es una de las más grandes comedias del cine mudo. Esta obra maestra conjuga con elegancia el humor físico y el espectáculo épico. Buster Keaton, máximo exponente del «slapstick» sofisticado, se sitúa en la Guerra de Secesión para narrar una historia de amor y patriotismo. La locomotora The General se convierte en un personaje más del film.
El rigor coreográfico, la precisión mecánica de las secuencias y la audaz utilización del espacio (trenes en movimiento, puentes que caen y persecuciones ferroviarias) representan un hito técnico y escenográfico sin precedentes. Keaton apostó por el realismo: las escenas de acción fueron rodadas sin dobles ni efectos ópticos.
Su legado resuena en el cine de género de acción contemporáneo y en la comedia física, desde Jackie Chan hasta Wes Anderson. Igualmente se nota su impronta en la idea del protagonista enfrentado a un mundo que no controla, constante en el cine moderno.
8.3. El Acorazado Potemkin (1925). El drama propagandístico
Obra paradigmática del montaje intelectual, El acorazado Potemkin es una sinfonía visual y política que eleva el cine a instrumento ideológico. Sergei Eisenstein, teórico del montaje, emplea la yuxtaposición de imágenes para generar significados abstractos y emociones colectivas. Él consolidó el cine como arte de la síntesis rítmica y dialéctica, más allá de la propaganda revolucionaria. Su influencia fue muy relevante en el cine soviético posterior, pero también en los movimientos de vanguardia europeos y latinoamericanos.
La célebre secuencia de la escalera de Odesa, con su montaje fragmentado, el uso del ralentí y los contrapicados dramáticos, fue homenajeada -entre otros- por Brian De Palma en Los Intocables de Eliot Ness (1987).
8.4. Avaricia (1924). Obra Maestra del Cine Mudo
Adaptación de la novela McTeague de Frank Norris, Avaricia es una de las cumbres del naturalismo cinematográfico. Erich Von Stroheim, obsesionado con el detalle y la verosimilitud, desestimó el uso de decorados y rodó más de ocho horas de metraje en escenarios reales, muchos de ellos en condiciones extremas.
El montaje final impuesto por la productora se redujo a poco más de dos horas, mutilando una gran parte de la visión original del director. Aun así, el film sobresale como un retrato descarnado de la degradación humana provocada por la codicia, culminando en un clímax simbólico en pleno desierto.
La radicalidad de Stroheim inspiró tanto a Luis Buñuel como a Luchino Visconti y fue reivindicada en Cahiers du Cinéma por los críticos y autores de la Nouvelle Vague como modelo del cine de autor.
8.5. Napoleón (1927). Cine Mudo Épico
Monumental obra del cine épico francés, Napoleón es una ambiciosa película en la que Abel Gance introduce muchas innovaciones técnicas. La cámara montada sobre caballos o patines, exposiciones múltiples, sobreimpresiones poéticas y el uso del triple écran, que anticipa el formato panorámico y la fragmentación de la pantalla moderna, son algunas de ellas.
La película se concibió como la primera parte de una hexalogía nunca completada y presenta una visión romántica y visionaria de Bonaparte. La restauración de Kevin Brownlow ha permitido redescubrir este coloso visual en su esplendor original.
Sus hallazgos visuales influyeron en cineastas como Francis Ford Coppola y Ridley Scott. Por otro lado, su concepción del cine como arte total resuena en proyectos como el de Intolerancia (1916) de Griffith o La Roue (1923) también de Gance.
8.6. Metrópolis (1927). Ciencia Ficción en la época del Cine Mudo
Esta película es la piedra angular del cine de ciencia ficción. Metrópolis es una distopía expresionista de gran potencia visual. En ella se condensan los temores y esperanzas de la modernidad industrial. Fritz Lang, con una ambición estética sin precedentes, concibió un universo de arquitecturas góticas y maquinarias apocalípticas que ha marcado el imaginario fílmico posterior.
Destacan sus efectos especiales pioneros (como el uso del Schüfftan process, que permite integrar miniaturas con figuras reales) y su deslumbrante diseño de producción. La cinta, severamente recortada tras su estreno, ha sido objeto de múltiples restauraciones, especialmente tras el hallazgo en 2008 de un negativo casi completo en Buenos Aires.
Películas como Blade Runner, Star Wars, Matrix y tantas otras deben parte de su estética y de su crítica social a esta impresionante obra.
8.7. El Gabinete del Doctor Caligari (1920) y el Cine Mudo de Terror
Símbolo del Expresionismo Alemán, Caligari es un film donde el espacio psicológico encuentra su correlato en la escenografía. Robert Wiene utiliza el cine para reflejar la mente trastornada. Con sus edificios torcidos, sombras pintadas y geometrías irreales, articula la historia dentro de una estructura que prefigura los giros narrativos del cine moderno.
La película es también una crítica sutil al autoritarismo, representado en la figura del doctor que manipula a su sonámbulo para cometer crímenes. Su fusión de arte plástico, dramaturgia simbolista y exploración de lo inconsciente dejó una gran impronta en las Películas de Terror posteriores, así como en el cine negro y en el surrealismo.
Directores tan influyentes como Alfred Hitchcock, Tim Burton, David Lynch o Guillermo del Toro han reconocido su deuda con esta impresionante película
8.8. La Carreta Fantasma (1921) – Victor Sjöström
Estamos ante la obra cumbre del cine escandinavo y paradigma del cine espiritual. Esta película, dirigida y protagonizada por Victor Sjöström, adapta una novela de Selma Lagerlöf para explorar la redención moral a través de la figura alegórica del carretero de la muerte, que recoge las almas de los fallecidos al filo de la medianoche.
Mediante un uso magistral de las sobreimpresiones y una narrativa no lineal, Sjöström logra un tono poético y sombrío, anticipando las preocupaciones metafísicas del cine de Ingmar Bergman, quien lo consideró su maestro. El montaje en flashback y la dimensión alegórica de la puesta en escena constituyen aportes pioneros.
El film dejó una huella importante en el cine nórdico, influyendo directamente en Dreyer y Tarkovski, así como en la dimensión ética del cine de autor europeo. También, la famosa escena del hacha en El Resplandor rinde homenaje a la película de Sjöström.
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