Crítica de «Barbie» de Greta Gerwig
Me sumo a la tendencia del verano con mi crítica de la película Barbie (2023) de Greta Gerwig. Barbie es ya un fenómeno por razones internas y externas a ella, pero sea como sea, es una cinta relevante en muchos aspectos que me encanta compartir con vosotros.
Greta Gerwig es la directora del momento. Ha demostrado por tercera vez su tacto y buena mano en el «coming of age». Primero en el terreno del cine indie (Lady Bird, 2017), luego en el cine de época (Mujercitas, 2019) y ahora en una super producción de una «Major» como Warner Bros. Y es que no hay mejor directora y guionista para este proyecto.
Definir Barbie es complicado porque nunca termina de definirse a sí misma. Anda en una cuerda floja entre la timidez y la extravagancia, sin decidirse entre ser pop, kitsch o casual. Esto, por supuesto, termina afectando al tono de la película en algunos momentos, y aunque consigue escabullirse la mayoría de las veces, deja al descubierto ciertas torpezas de Gerwig como directora. Se puede achacar este problema a la sujeción comercial de los productos que está vendiendo, pero las imágenes hablan por sí solas.
A la hora de enfrentarme a este título no puedo olvidarme del modelo de «teen movie» de los 2000. Mean Girls (2004), Clueless (1995) y sobre todo Legally Blonde (2001) me parecen imprescindibles para entender de dónde viene Barbie, así como algunos musicales clásicos de estudio. Pero si hay algo que da todo el sentido a Barbie… son las películas de Barbie.
Su autoconsciencia, su imaginería e ironía (aquí se nota la mano de Noah Baumbach en el guion) son muy reconocibles. Está infinitamente mejor elaborada que todas ellas, pero nunca trata de imponerse sobre las demás. De hecho, se permite ser igual de tonta, aunque sus pretensiones sean mayores.
Gerwig aprovecha cada pizca del talento que ha depositado en su película. La finura de sus diálogos. La calidad e implicación de todos sus intérpretes, en especial de la inmensa Margot Robbie. El virtuosismo de la cámara y su creatividad para los “set pieces”. El Arte vistoso y espectacular, plagado de referencias. El preciosismo del diseño de vestuario y maquillaje. Las canciones suenan enteras, aprovechadas de principio a fin, aunque el ritmo en ocasiones no permite a la peli respirar como necesita.
Y lo mejor de todo, habla de cosas tan bonitas… Sus mensajes y conclusiones pueden parecer obvios porque lo son, pero no hay que olvidar al público al que apela.
Una niña de 10 años puede ver esto y aprender muchísimo acerca de feminismo, al igual que Inside Out (2015) puede enseñar mucho acerca de los sentimientos. Pero un adulto de 45 años puede sentirse tan representado (en el buen y mal sentido) que le haga replantearse alguna que otra cosa.
Una vez más… gracias, Greta.
Aquí os dejo el trailer como siempre.
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