Directoras de cine noveles. 5 debuts que reconfiguran el coming of age
En lo que llevamos de década han realizado sus primeras películas algunas cineastas internacionales. Dedico esta entrada a 5 directoras de cine noveles y a sus óperas primas que vienen a reconfigurar el género coming of age.
Más allá del cine patrio, en el que se da también una explosión de jóvenes directoras de cine españolas, existen otras cinematografías donde las mujeres están siendo capaces de sacar adelante sus primeros largometrajes tras estrenar sus cortometrajes, algunos de los cuales han sido muy premiados y reconocidos a nivel internacional. Lo cierto es que mujeres cineastas las hay con talento suficiente para parar un tren; véanse por ejemplo, las directoras de cine francesas y sus 7 películas imprescindibles.
Aproximación a 5 directoras de cine noveles y a sus obras
Las protagonistas son Urska Dukic, India Donaldson, Shuchi Talati, Ariane Louis-Seize y Alli Haapasalo y tan importantes son ellas como sus obras.
Todas estas directoras de cine noveles abordan historias de coming of age desde diferentes perspectivas y demostrando gran sensibilidad para los matices. Al fin y al cabo, son cinco mujeres de diversas nacionalidades y culturas que reescriben la mirada adolescente femenina. Destacan la coralidad religiosa de Urška Đukić, la geografía emocional de India Donaldson, la tensión institucional de Shuchi Talati, la fábula ética de Ariane Louis-Seize y la celebración juvenil de Alli Haapasalo.
Todas ellas coinciden en una dirección de actores contenida, en un uso inteligente del sonido diegético y en una fotografía que no solo se centra en definir los espacios donde ocurre la acción, sino representar el estado emocional de sus protagonistas. Las cineastas abordan temas como el consentimiento, el deseo femenino y la responsabilidad intergeneracional. No se dedican a dar respuestas ni a sacar conclusiones, sino que se limitan a presentar los escenarios donde se plantean los conflictos y a sus protagonistas.
En cuanto a la proyección de sus carreras, las cinco directoras han participado en festivales y la crítica de cine las considera valores en alza, lo que seguramente se va a traducir en la consolidación de una generación de autoras que tienen tiempo por delante y mucho que contar.
Doy paso a continuación a la revisión de estas directoras de cine noveles y a sus 5 largometrajes con los que han debutado.
Little Trouble Girls (2025) de Urska Dukic
La directora de cine eslovena Urska Dukic forma parte de una nueva generación de cineastas que exploran el deseo y la culpa. Nos propone en su primera película un coming-of-age queer alejado del melodrama. La historia gira en torno al cuerpo y es construida mediante planos medios, detalles y pocos cortes, priorizando los gestos y los silencios. A pesar de su tempo contemplativo, no deja de crecer la tensión entre el deseo y la culpa.
Dukic elige una iluminación que recrea las atmósferas religiosas. Además, el sonido coral funciona como contrapunto a la voz interior y el aislamiento de la protagonista, el cual se ve reforzado con varios planos secuencia. Los pequeños gestos y miradas hacen de las interpretaciones un festival de contención. Aparte de la tradición dramática europea, la influencia de Lucrecia Martel en lo sensorial o del uso del sonido es evidente en esta fabulosa opera prima de Dukic.
Buena Chica (2024) de India Donaldson
Donaldson construye su relato sobre la Naturaleza y la amistad masculina en torno al punto de vista de una joven. La cámara trabaja en planos medios largos y primeros planos íntimos de la joven protagonista, contraponiendo la vastedad del paisaje con la pequeñez del personaje femenino. La historia explora la idea de la madurez y la empatía intergeneracional. El choque de masculinidades se vive través de los ojos de la protagonista. La cineasta americana juega con los sonidos y los silencios de la naturaleza que crean un paisaje sonoro diegético en contraste con los diálogos cotidianos. El clímax se alcanza con un sutil movimiento emocional que se ve reforzado por el montaje y los silencios. En lo que a dirección de actores se refiere, India Donaldson busca la verosimilitud.
La tensión entre paisaje y subjetividad de Buena chica recuerda al minimalismo contemplativo de cineastas como Kelly Reichardt (directora de The Mastermind) en su excepcional Old Joy, aunque Donaldson se centra más en la contención de sus intérpretes y el conflicto final.
Girls Will Be Girls (2024) de Shuchi Talati
La directora de cine india trabaja el coming-of-age en un espacio institucional, un internado en las estribaciones del Himalaya, y somete el relato a una geografía que fragmenta el tiempo (patios, dormitorios, atardeceres). Su cámara alterna observación distante y primeros planos furtivos: las ventanas, pasillos y sombras se vuelven dispositivos narrativos que capturan miradas prohibidas. Las secuencias nocturnas y los encuadres a contraluz acentúan la sensación de clandestinidad del deseo.
La institución se convierte en un personaje más: la disciplina, la arquitectura y el protocolo escolar revelan la tensión entre las normas y los propios deseos. Shuchi Talati usa montajes paralelos para contraponer los sentimientos de madre e hija, creando así una conexión entre generaciones y una fuerte crítica al esquema social patriarcal.
Humanist Vampire Seeking Consenting Suicidal Person (2023) de Ariane Louis-Seize
La cineasta canadiense Ariane Louis-Seize aborda una fábula moral en clave fantástica: el vampiro no es un monstruo sino un sujeto que afronta dilemas éticos. El film combina comedia negra con sensibilidad coming-of-age; la estética mezcla deadpan con colores que alternan lo gótico y lo pop. El resultado es un tono que coquetea con lo pop pero que mantiene un núcleo afectivo realista.
La película emplea ritmos de comedia y montaje rápido en los momentos humorísticos, pero se detiene para explorar la soledad y la responsabilidad emocional del personaje principal. La figura del vampiro permite a la directora abordar temas sobre consentimiento, suicidio y la ética de las relaciones con una distancia irónica que no se siente trivializada en ningún momento.
Girl Picture (2022) de Alli Haapasalo
La finlandesa Haapasalo monta su ópera prima en tres episodios, una estructura que le permite explorar múltiples tonos y situaciones sin forzar la unidad dramática clásica. Se trata de un retrato íntimo de tres jóvenes finlandesas a las que se sigue en tres viernes diferentes. A través de sus experiencias amorosas se explora la libertad femenina. La animada vida juvenil se nos muestra mediante un montaje rítmico que alterna momentos de celebración y de crisis y una música pop diegética que funciona como motor narrativo. La cámara se mueve para mostrarse cercana a los personajes. Los encuadres están cuidados para que la ciudad aparezca como paisaje emocional.
El filme cuenta la historia con una mezcla sabia de humor, ternura y crudeza realista. La premisa «dejar que las chicas sean chicas» se usa para desafiar clichés y ofrecer representaciones un tanto libertarias del deseo femenino.






Sin Comentarios