Escritor y Guionista. ¿Amigos o enemigos?
Ambos -escritor y guionista- son profesionales de la escritura pero con especialidades diferentes, aunque a veces sean intercambiables. Son muchos los ejemplos de escritores que trabajaron de guionistas o en la adaptación de sus obras al cine y también de guionistas que hicieron carrera literaria. Si son amigos o enemigos dependerá del momento y las circunstancias en que desarrollen su tarea.
El guion cinematográfico como género literario
En el proceso de creación cinematográfica de ficción, el guion es el primer e imprescindible paso. Su carácter de obra no realizada hasta verse plasmada en la pantalla, hace del guion una pieza provisional aunque fundamental en el desarrollo de las fases posteriores. Esta provisionalidad y a veces colectividad creativa, está en la base de que tanto el guion como como su autor, el guionista, hayan sido -y sigan siendo- injustamente tratados o directamente ninguneados.
Está aceptado que la obra-guion tiene un lenguaje propio y alejado de las técnicas literarias clásicas. Así considerado, podría decirse que el cine es la última manifestación de la evolución de la literatura dramática, que a su vez, es una forma literaria que se articula en torno al diálogo y se concibe para la representación. Esto la diferencia de las demás modalidades literarias.
A la búsqueda de una personalidad propia y sin olvidar sus más directos ancestros, como la pintura y arquitectura, pero sobre todo la literatura y el teatro, el primer cine fue capaz de combinar vanguardia y prematuro clasicismo, comedia y drama, épica e intimismo, poesía y prosa.
La expresión de ideas y emociones mediante imágenes se reveló como un importante instrumento de disertación ideológica, de reflexión ética, de especulación filosófica, de visceral provocación… pero también una lucrativa industria de entretenimiento, con todas sus trabas y limitaciones.
Griffith y la narrativa cinematográfica
Siguiendo la tesis de Pere Gimferrer, Griffith es al cine lo que Balzac a la novela, esto es, hitos que marcaron la evolución de la narrativa ya sea fílmica o literaria. Este cineasta, urgido por la necesidad de contar historias complejas con imágenes, es considerado como el creador del lenguaje cinematográfico.
El Director estadounidense D.W. Griffith fue fijando en toda su obra las convenciones narrativas del nuevo arte.
Griffith descubrió y aplicó gran cantidad de recursos fílmicos, tales como el primer plano, el “flash-back”, el montaje paralelo de dos acciones diferentes como efecto de suspense, el fundido-encadenado o el fundido en negro,
No se le escaparon tampoco la caracterización gestual y visual de actores, el rodaje en exteriores, la iluminación, el contraluz, los ángulos y movimientos de cámara, el plano general, los “travelling”, la aceleración del ritmo mediante el montaje de planos cortos y el uso de distintas formas de “raccord”
Consideraba Griffith que el modelo para contar historias con imágenes había que buscarlo no en el teatro sino en la novela, que él y otros muchos consideraban como la forma de narración más perfecta inventada nunca y cuyo esquema narrativo se basaba en la descripción pormenorizada de los escenarios y ambientes en que vivía cada personaje.
Este esquema, por así decir novelesco, fue el que aplicó a su obra El nacimiento de una nación (1914), film que, pese a lo innovador de su estética, conectó con el gusto de un público acostumbrado a la novela decimonónica y creó el cine “político”, en su caso, de mensaje claramente reaccionario.
Lenguaje literario vs lenguaje cinematográfico
Cualquier reflexión que se plantee sobre el cine como lengua expresiva no puede comenzar sin tener presente la terminología de la semiótica.
En términos muy simples, el problema es éste: mientras los lenguajes literarios fundan sus creaciones en una lengua instrumental, posesión común de todos los parlantes de la misma, los lenguajes cinematográficos no parecen fundarse sobre nada, no tienen como base real ninguna lengua comunicativa.
De acuerdo con esta apreciación y dado que los hombres nos comunicamos mediante la palabra, un lenguaje específico de imágenes sería una abstracción artificial y arbitraria. No obstante, el cine comunica, lo que quiere decir que también él se basa en un patrimonio de signos comunes.
Mientras que la comunicación instrumental, que está en la base de la comunicación poética o verbal, es un sistema históricamente complejo y maduro, en el que sus signos están recogidos en manuales y diccionarios, la comunicación derivada del lenguaje cinematográfico es lo que puede llamarse “pre-gramatical”. Si bien, para el cineasta no existe un diccionario de imágenes, también es cierto que sus posibilidades son infinitas.
Sin embargo y como mencionaba al comienzo de esta entrada, el cine, a lo largo de su existencia y a partir de las creaciones de Griffith sobre todo, ha adoptado una especie de diccionario cinematográfico o convención que es más estilística que gramatical, donde no caben los términos abstractos.
El cine es por tanto un lenguaje artístico no filosófico que posee una doble naturaleza: es a un tiempo objetivo y subjetivo.
Guion original vs guion adaptado
Los manuales de cineastas y guionistas distinguen invariablemente entre creaciones originales y adaptaciones de obras literarias. Si bien la adaptación toma como pretexto la obra precedente, lo cierto es que la idea que preside el origen de la obra a realizar es una idea de naturaleza artística diferente: es una idea fílmica.
Aunque el guionista trabaje a partir de un escrito original, lo que hace es individualizar una o varias ideas del mismo y convertirla/s en el eje central del film. Esta idea debe carecer ya de elementos extraños o prestados de otro arte o de otras técnicas narrativas tales como los elementos literarios. Se trata de expresar esos valores y características de la obra en una manera nueva, con los medios específicos del cine.
En algunos casos son los propios escritores de la obra literaria los contratados para hacer la adaptación de la misma al cine o para apoyar la labor de los guionistas. Se dieron muchos e interesantes ejemplos de puertas giratorias entre guionistas y escritores en los primeros años del cine americano clásico. Véase la entrada Guionistas de Cine Negro en Hollywood.
Estamos de acuerdo en que el guion, como género literario, es un producto muy diferente al de la película y que de ningún modo prejuzga su resultado final. Es un punto de partida, si se quiere, que puede cristalizar en un conjunto de elementos que confluyen en un espacio y en un tiempo determinados.
En efecto, que el guion es un género diferenciado en sí mismo lo prueba el hecho de que existen guiones –independientemente de su calidad- publicados y conservados que nunca han sido filmados y que no forman parte, por tanto, de la historia del cine.
El guion es de esta forma una creación literaria con entidad propia, aunque eso sí, susceptible de ser re-escrita y recreada al filmarse.
Decía Akira Kurosawa, acerca del proceso de creación de una película:
“En la base de todo proyecto de film está la necesidad interior de expresar algo. Lo que alimenta esta raíz y la hace convertirse en árbol es el guion. Lo que hace que el árbol dé flores y frutos es la realización…”
Sin Comentarios