Paolo Sorrentino y su universo cinematográfico
Paolo Sorrentino es una de las figuras más destacadas del cine italiano contemporáneo. En las últimas dos décadas ha construido una filmografía marcada por la estilización visual y la melancolía existencial. Hablamos de Paolo Sorrentino y su universo cinematográfico.
La obra de Sorrentino es profundamente autoral. En ella reflexiona, a veces de forma amarga, otras festiva, sobre el poder, la fama, el tiempo o la belleza. Su estilo es elegante, aunque artificioso y sobrecargado. Pero ante todo, muy personal.
Repasamos en esta entrada la posición que hoy ocupa Paolo Sorrentino en el panorama del cine italiano e internacional, sus inicios en la industria, su estilo e influencias, los temas que le interesan, sus películas y series de TV más destacadas y la huella que ha dejado en otros cineastas.
1. El momento que vive el cine italiano
El cine italiano actual vive un periodo interesante aunque está lejos del nivel de producción y relevancia internacional del Neorrealismo y de la etapa inmediatamente posterior a éste. En los últimos años han surgido un puñado de autores sólidos: Luca Guadagnino (Challengers, We are who we are o el remake de Suspiria), Alice Rohrwacher (La Quimera) o Matteo Garrone. Sus películas dialogan con la tradición pero con sus propias palabras. En este contexto, Sorrentino se ha convertido en uno de los directores más influyentes desde la generación posterior a Fellini, y uno de los pocos en obtener visibilidad constante en festivales como Cannes, Venecia y Toronto.
2. Formación e inicios de Sorrentino en el cine
Paolo Sorrentino se acercó al cine desde la escritura y eso se nota. En sus comienzos colaboró como guionista y asistente de dirección en varias producciones. No fue sino en 2001 que debutó como director con el largometraje Un Hombre de Más, donde ya se esbozan algunos de los elementos que le caracterizan: la decadencia moral, los personajes solitarios y la estructura narrativa fragmentada. Antes de su ópera prima, Sorrentino había trabajado en cortometrajes y proyectos televisivos menores, pero fue el salto al largometraje lo que definió definitivamente su voz cinematográfica.
3. Estilo de Paolo Sorrentino. Características
La filmografía de Paolo Sorrentino reivindica el cine como poesía visual y búsqueda de su identidad. Sus principales características son
- Composición barroca y teatral, con encuadres muy elaborados y uso expresivo del diseño de producción.
- Movimientos de cámara coreografiados, especialmente travellings fluidos y panorámicas lentas de gran precisión.
- Montaje rítmico, a menudo contrapuesto a la quietud emocional de sus personajes.
- Uso sofisticado de la música, desde piezas clásicas hasta electrónica minimalista, empleada como detonante emocional o irónico.
- Protagonistas en crisis existencial, figuras poderosas o célebres que revelan su fragilidad interna.
- Tono entre lo grotesco y lo sublime, heredero de la tradición italiana del exceso y la alegoría visual.
4. Directores que han influido en Paolo Sorrentino
La influencia más evidente es Federico Fellini, especialmente en el uso del espectáculo, la sátira y los alardes visuales. De Michelangelo Antonioni hereda la alienación moderna y la importancia del espacio como reflejo del estado interior, aunque su cine está lejos del ritmo de éste. También resuenan ecos de Martin Scorsese en sus movimientos de cámara y la integración de música popular, así como del primer Terrence Malick en su lirismo contemplativo. Sorrentino ha reconocido además la inspiración de Wong Kar-wai y Leos Carax en la construcción emocional de sus imágenes.
5. Principales temas que aborda Sorrentino en su cine
Paolo Sorrentino trabaja un conjunto de temas recurrentes que, más que simples motivos argumentales, funcionan como un sistema ético y estético que articula toda su filmografía.
Los temas de Sorrentino orbitan alrededor de una misma gran pregunta:
¿Cómo vivir en un mundo saturado de imágenes, poder, ruido y desencanto? Su cine no ofrece respuestas, pero sí imágenes inolvidables que revelan las grietas de la existencia contemporánea. Y quizá ahí, en ese equilibrio entre lo monumental y lo íntimo, es donde reside su verdadera fuerza como autor.
A continuación, profundizo en sus ejes temáticos principales:
5.1. La decadencia como estética y diagnóstico moral
La decadencia —social, emocional, política, espiritual— es probablemente la piedra angular del universo sorrentiniano. No se trata solo de mostrar entornos en ruinas o personajes agotados, sino de explorar un mundo donde los valores se están perdiendo o están directamente desaparecidos. En La gran belleza, Roma es un escenario deslumbrante pero corroído por la superficialidad cultural; en Il Divo, el poder político aparece como una maquinaria imparable y demoledora. Incluso en Juventud, el lujo del balneario oculta un desmoronamiento interior.
Para Sorrentino, la decadencia no es únicamente un final, sino también un estado, una fase en la que sus personajes buscan un renacimiento imposible.
5.2. El vacío existencial y la crisis de identidad
Sus protagonistas suelen ser figuras en crisis: escritores que ya no escriben, músicos retirados incapaces de reconciliarse con su pasado, políticos atrapados en su propio mito, o adolescentes marcados por la tragedia.
La crisis de identidad se manifiesta en forma de inmovilidad vital. Los personajes de Sorrentino se sitúan en un presente que les atrapa. La acción externa importa menos que el movimiento interno, muchas veces bloqueado. Ese vacío existencial se expresa a través de silencios prolongados, miradas perdidas y secuencias que parecen quedar suspendidas en el tiempo.
5.3. La fama, el poder y la falsedad
Sorrentino es un gran retratista de figuras poderosas, pero su mirada nunca es hagiográfica. Tanto Andreotti en Il Divo como el Papa en El Joven Papa o la estrella de rock de Un Lugar donde Quedarse se construyen como figuras-fantasmas, seres que han sido devorados por su propio icono.
Para él, el poder se asemeja a una performance:
- Se sostiene en gestos, poses, silencios.
- Funciona como escudo identitario.
- Genera soledad, distorsión moral y una relación problemática con la verdad.
La forma en que filma el poder —con solemnidad irónica y distancia coreográfica— evidencia su visión crítica: los poderosos actúan, pero rara vez viven.
5.4. El hedonismo y su reverso melancólico
La obra de Sorrentino a menudo contiene fiestas, baile, música electrónica, ostentación y rituales mundanos. Sin embargo, ese hedonismo tiene siempre un contrapeso amargo: el placer no sacia, más bien anestesia.
En La gran belleza, las fiestas interminables de la élite romana funcionan como rituales nihilistas. En Juventud, el lujo y la contemplación se mezclan con el miedo a la vejez. Para Sorrentino, el goce es una máscara brillante que intenta, sin éxito, disimular la fractura interna.
5.5. El paso del tiempo y la memoria
Los personajes de Sorrentino viven en permanente diálogo con el pasado. El paso del tiempo no es solo una fuerza natural, sino un peso emocional que define conductas, bloqueos y deseos.
En Juventud, la vejez y la memoria creativa son tema central. En Fue la mano de Dios, el tiempo adquiere un carácter autobiográfico, donde recordar es un acto de reconstrucción identitaria y de duelo.
La memoria para Sorrentino es selectiva, dolorosa, a ratos mítica. Su cine es, en última instancia, un intento de capturar aquello que el tiempo ya ha desgastado.
5.6. La búsqueda de la belleza y la espiritualidad perdida
La belleza (estética, emocional, moral) es un motor constante en el cine de Sorrentino, pero se trata de una belleza idealizada, imbuida de desencanto. Filma la belleza como un acto desesperado de resistencia frente al vacío:
- Los amaneceres romanos en La gran belleza.
- Las coreografías aparentemente absurdas en Juventud.
- Los planos poéticos de carácter sacro de El Joven Papa.
En ocasiones, la búsqueda de la belleza suele rozar lo espiritual. No una espiritualidad religiosa (aunque en El Joven Papa explore lo divino), sino una especie de trascendencia estética: aquello que salva a los personajes de sí mismos.
5.7. La ciudad como reflejo psicológico
Las ciudades en Sorrentino no son meros escenarios: son estados mentales. Roma es exuberancia y corrupción; Nápoles es nostalgia, infancia y pérdida; Nueva York y Dublín son territorios de desplazamiento emocional. La arquitectura, las calles, los edificios, incluso los objetos funcionan como prolongaciones del alma de los personajes.
6. Las 7 películas más relevantes de Sorrentino
6.1. Las consecuencias del amor (2004)
Un thriller existencial donde Toni Servillo interpreta a un hombre atrapado en la rutina y en un pasado criminal que lo condena al aislamiento. El film destaca por su control del ritmo, su estética minimalista y su análisis de la soledad como estado permanente. Aquí Sorrentino empieza a consolidar un estilo más geométrico y elegante, adelantando obsesiones temáticas posteriores.
6.2. Il Divo (2008)
Retrato casi operístico del político Giulio Andreotti, interpretado magistralmente por Servillo. Con un montaje frenético, iluminación expresionista y un uso irónico de la música pop, Sorrentino transforma la crónica política en espectáculo barroco. La película reflexiona sobre el poder como máscara y sobre la teatralidad inherente al escenario político italiano.
6.3. Un lugar donde quedarse (2011)
Protagonizada por Sean Penn, narra la travesía de una estrella de rock retirada que busca reconciliarse con su pasado. Es quizá la película más atípica de la carrera de Paolo Sorrentino. En ella hay una mezcla de road movie, drama identitario y humor absurdo. La película cuestiona la idea de fama, el estancamiento emocional y el peso de la memoria.
6.4. La gran belleza (2013)
Esta película se hizo con el Óscar a Mejor Película Extranjera. En ella Sorrentino revisita la Roma felliniana a través de Jep Gambardella, escritor mundano que atraviesa una crisis vital. Deslumbrante en lo visual, la película funciona como elegía sobre la superficialidad contemporánea y como reflexión sobre la búsqueda de sentido en un mundo saturado de estímulos.
6.5. Juventud (2015)
Ambientada en un lujoso retiro alpino, la historia sigue a dos artistas envejecidos enfrentándose al ocaso de su vida creativa. Con una dirección meticulosa, Sorrentino explora la decadencia, la memoria y el deseo de permanencia. El film combina momentos de humor surrealista con pasajes de profunda belleza melancólica.
6.6. Fue la mano de Dios (2021)
Probablemente su obra más personal. Es un coming-of-age autobiográfico ambientado en el Nápoles de los años 80. Sorrentino abandona parcialmente el artificio estético para abrazar una sensibilidad más íntima y emocional. La película es un homenaje a su familia, a Maradona y al poder salvador del cine.
6.7. La Grazia (2025)
Una de las películas más emotivas de su filmografía. Sorrentino construye su filme más contenido y sentimental desde 2021 con el retrato de un político ficticio en sus últimos días como presidente de Italia. Durante estos melancólicos días, duda sobre sus decisiones y leyes. Añora a su esposa, fallecida años atrás. Entabla relación con su hija, que trabaja para él. Deja todo en orden para que cuando llegue el retiro pueda vivir en paz.
7. Incursiones de Paolo Sorrentino en las series de TV
Sorrentino también ha dejado una marca significativa en televisión con El Joven Papa (2016) y El Nuevo Papa (2020). Ambas series, protagonizadas por Jude Law y John Malkovich, expanden su universo temático: la teatralidad del poder, la relación entre fe y espectáculo y la psicología de líderes carismáticos. Con un tratamiento visual que supera estándares televisivos habituales, Sorrentino convierte el Vaticano en un escenario barroco y profundamente cinematográfico.
8. La huella de Sorrentino en otros directores
La influencia de Sorrentino es visible en toda una nueva generación europea —directores como Pietro Marcello, Jonas Carpignano o Albert Serra— que retoman el uso de la imagen como fuerza poética. En el cine americano, se percibe su huella en autores que combinan estilización formal y crítica cultural, como Brady Corbet o Sam Levinson. Su capacidad para unir lirismo visual y crítica social ha extendido una sensibilidad que reivindica lo sensorial por encima de lo narrativo, devolviendo vigencia a la idea del director como creador de universos estéticos personales.






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