Crítica de Muy Lejos de Gerard Oms
Tras su paso por el Festival de Málaga, llega el debut en la dirección de largometrajes del cineasta Gerard Oms, actor. Aquí os traigo mi crítica de Muy Lejos, la que muy probablemente sea una de las películas españolas del año.
El cine español de festivales suele darnos más de una película notable al año. Se ven óperas primas de toda índole, sencillas y complejas, masculinas y femeninas, reveladoras y mediocres. Este año, Málaga acogió Sorda, la primera película de Eva Libertad, como también Todo lo que no sé de Ana Lambarri o Lo que queda de ti de Gala García. Entre las primeras obras femeninas se alza esta película inherentemente masculina, protagonizada por uno de los iconos varoniles del cine español, Mario Casas.
Mario Casas, de 38 años, ha tenido una carrera complicada. No en el sentido de éxitos o fracasos, ya que su filmografía contiene de todo. Éxitos juveniles como A Tres Metros Sobre el Cielo y Tengo Ganas de ti, donde se explotó su figura de sex symbol entre adolescentes. Cine de género como Grupo 7, Contratiempo o Las Brujas de Zugarramurdi. Todas bajo la dirección de directores como Alex de la Iglesia, quien le ha dado algunos de sus mejores papeles. Y por último, un cine más independiente, entre el que destacaría No Matarás, que le valió un Goya en 2021. Lo complicado surge de que nunca ha contado con el respaldo de la crítica y del público debido a que sus dotes interpretativas no siempre han sido tan elevadas. Pero la realidad es que Mario Casas lleva muchos años escogiendo proyectos interesantes y dando interpretaciones notables.
Muy Lejos es, seguramente, la interpretación más interesante de su carrera. El dúo Casas y Oms ha creado a un personaje fascinante que es el centro neurálgico de la película. Sergio, el protagonista, tiene una presentación soberbia. Se trata de un joven español, hincha del RCD Espanyol de Barcelona, que viaja a Utrecht con su familia para asistir a un partido de su equipo. Está empapado de una masculinidad tóxica, asociada a los hinchas de equipos de fútbol, que exhibe un carácter violento, infantil y frágil. Pero todo cambia la noche en la que Sergio sufre un ataque de ansiedad, hecho que condiciona su decisión de quedarse varado en la ciudad para cambiar de aires y volver a empezar su vida.
La historia de Sergio es la de una huida desesperada. No sabemos exactamente de qué huye, solo que antes de llegar a Utrecht estuvo a punto de casarse. Con muy poco dinero en el bolsillo y solo una muda de ropa (de su equipo) anda en busca de trabajo de manera desesperada. La opción de regresar a España está presente en todo momento, pero él la evita a toda costa. Huye de muchas cosas que podríamos asociar a su personaje, como entablar relaciones con mujeres de su edad, salir de fiesta, emborracharse y hablar con su familia. Poco a poco, vamos entendiendo que Sergio está pasando por el proceso de reencontrarse a sí mismo. Y este proceso está perfectamente reflejado en el guion y en la interpretación de Mario Casas.
La fisicidad de Mario Casas funciona a las mil maravillas gracias a la propuesta formal de Gerard Oms. El director le sigue con una cámara cercana, enfocada en su cuerpo y en cómo este se relaciona con los demás, con los espacios y consigo mismo. Sergio parece vivir en constante tensión, incluso cuando está relajado. Siendo una persona robusta, los interiores en los que se mueve son estrechos. Al moverse, lo hace como si hubiese algo que le impidiese hacerlo con total libertad. Al hablar, lo hace con pocas palabras y con mucha simpleza. Este ejercicio de contención alcanza momentos gloriosos en las escenas más climáticas, cuando la fragilidad de Sergio se rompe en mil pedazos y aparece la tristeza, la violencia, la confusión y el amor.
La interpretación de Mario Casas no es, en absoluto, lo único interesante del film. No son pocos los temas que éste contiene, pero todo recae sobre los hombros de su protagonista. Por un lado, el retrato de la vida migrante y su choque con las diferentes escalas de racismo. Los españoles son discriminados por su acento, tanto por los neerlandeses como por otras personas racializadas. Sergio busca la compañía de otros emigrantes, como su compañero de trabajo marroquí o Manel (David Verdaguer), barcelonés que tiene una vida aparentemente hecha en la ciudad. La más importante es su casera (Jetty Mathurin) quién actúa como una figura salvadora a lo largo de la película.
Por otro lado, está el tema de la sexualidad, muy vinculada con esa necesidad de huida que le lleva a emigrar. Es muy interesante ver cómo Sergio busca activamente la compañía de algunos hombres con los que tiene cosas en común (el idioma, el trabajo, el futbol) y rechaza la de quienes exhiben su sexualidad con orgullo. En este sentido, destaca una escena en particular. La escena en la que confiesa, hacia sí mismo, sus deseos mediante un abrazo.
Muy Lejos se mueve en terrenos de cine social que bien puede recordar al de los Hermanos Dardenne, pero se distancia de éstos al no buscar activamente la miseria. Al contrario, ansía la liberación de Sergio y le da todas las oportunidades habidas y por haber. Por eso es interesante verle fracasar, porque son decisiones que toma su personaje y no el director (un tipo de escritura honesta y justa). Es una película sutil y llena de buenas decisiones. Sí puede caer en algunos excesos, como algún que otro conflicto de naturaleza forzada y una tendencia al corte abrupto y el barrido de cámara. Elementos que no suman al conjunto, sino que le restan. Y aún así, es un gran debut y una gran película.
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