Crítica de «Civil War» de Alex Garland
Este 19 de abril se ha estrenado Civil War, la nueva película de Alex Garland. Aquí mi crítica.
Alex Garland, cineasta británico de 53 años, debutó en la dirección en 2015 con Ex Machina (2015). Previamente, fue guionista de películas de ciencia ficción de muy distinta índole. 28 Días Después (2002), Sunshine (2007) o Dredd (2012). Sus primeros trabajos como director se enfocaron en el Sci–fi con enfoques diferentes. Mientras que Ex Machina era una obra sobria, pulcra y minimalista basada en el diálogo, Annihilation (2018) reinterpretó el argumento de Solaris (1972) de Andréi Tarkovski en un viaje psicoanalítico, a medio camino entre la aventura y el terror cósmico. En su tercer largometraje, Men (2022), Garland abraza el terror sobrenatural y folklórico en un alegato feminista con numerosas carencias narrativas, aunque también con indudables virtudes.
La jugada se repite con su cuarto (y quizás último, durante una temporada) largometraje como director, Civil War (2024)
La película se ambienta en un futuro inmediato, donde Estados Unidos está sumida en una cruenta guerra civil. Un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra, encabezado por Lee (Kirsten Dunts), Joel (Warner Moura), Sammy (Stephen McKinley) y la joven Jessie (Cailee Spaney), emprenderá un viaje por carretera en dirección a Washington DC. Su misión: llegar al presidente antes que las fuerzas rebeldes para recoger su declaración.
En algunos aspectos, Civil War destaca.
Cualquier cosa que fotografíe Rob Hardy, ya sea ciencia ficción o cine bélico, merece ser mencionado. Aquí, como en todos sus trabajos con Alex Garland, la fotografía es monumental. Aunque la propuesta visual sea realista, nunca emplea un registro naturalista, y menos documental. Sus imágenes navegan entre la crudeza y la belleza, entre lo objetivo y lo subjetivo. Los colores son espectaculares, las lentes soberbias, la luz bellísima, los efectos y recursos vistosos y eficaces.
Técnicamente, hay poco que reprocharle a Civil War. También merece la pena hablar de su diseño sonoro, con la habitual colaboración de Geoff Barrow y Ben Salisbury en la música, además de una larga lista de sonidistas. Pocas películas bélicas suenan mejor que esta. Y hay todavía menos que reprochar a sus intérpretes. Amo el proceso de endurecimiento de Cailee Spaeny y la euforia y ansiedad que transmite a partes iguales Wagner Moura, pero lo que hace Jesse Plemons en escasos minutos te deja completamente mudo. Una interpretación para el recuerdo.
En otros aspectos, Civil War me causa dudas.
No tengo problemas a nivel discursivo porque no veo un tratamiento apolítico (todo cine es político) en el contexto que plantea Garland. Creo que se ha malinterpretado la postura de su autor frente los sucesos mostrados. Y aunque es una película muy simple en su aspecto político, con toda la problemática que esto puede traer, consigue justificarse poniendo el foco del discurso en el periodismo, no en la guerra en sí.
Lo que no comparto son algunas de las decisiones narrativas que toma.
Primero, como guionista. Garland se escuda en una definición de personajes realmente pobre para justificar cualquier tipo de conveniencia. Como ejemplo sirve la escena de cambio de vehículo que desemboca en el encuentro con los soldados. Jessie (Spaney) es habitualmente usada por Garland para esta clase de momentos, lanzándola sin motivo a generar situaciones. Estas escenas de tensión, a pesar de ser verosímiles en el mundo en el que transcurre la acción, se me hacen algo marcianas. Al mantenerse en un tono neutral y realista, esta colección de momentos desentona. Aunque algunas son realmente potentes. Destaco el encuentro con los francotiradores en el campo de golf y la escena de Plemons.
Segundo, como director. Tal y como pasaba en Men, Garland da con soluciones narrativas y de puesta en escena que no logran satisfacerme. Creo que es demasiado obvio cuando intercala imágenes de archivo de los disturbios con el discurso de apertura. O cuando el personaje de Kirsten Dunst recuerda guerras pasadas que ha presenciado. O la propia escena final. Se podría enfocar toda la crítica a esa escena, porque reúne todo lo bueno y todo lo malo que alberga Civil War.
El director toma una serie de decisiones que a mi juicio son interesantes sobre el periodismo y la polarización de la información, haciendo que las emociones del espectador y el tono de la película estén en polos completamente opuestos, pero algunas de sus herramientas (las canciones, principalmente) no me convencen. Creo que este recurso arruina algunos momentos y recursos para provocar una innecesaria sensación de extrañeza.
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