Crítica de «La Abuela» de Paco Plaza
En 2021 pude ver La abuela (2021), una película que llevaba esperando prácticamente desde que se anunció el proyecto, antes de su estreno en salas en 2022. Las expectativas no podían estar más altas teniendo en cuenta quien formaba el equipo. Llega el momento de hacer mi crítica de La Abuela de Paco Plaza.
Paco Plaza es un director que me gusta. Aunque no soy muy fan de REC, sus Verónica (2017) y Quien a hierro mata (2019) me parecen grandes películas. Creo que es un director con estilo, con una visión interesante acerca del terror.
Cuando supe de su nuevo proyecto de terror con guion de Carlos Vermut -autor de una de mis películas favoritas, Magical Girl (2014)-, mis expectativas subieron al máximo.
Algo que siempre sucede con el cine de Plaza es que sus premisas son muy llamativas. En el caso de La abuela, una modelo madrileña tiene que dejar su trabajo para cuidar a su abuela, víctima de un derrame cerebral. El planteamiento está brillantemente ejecutado en sus primeros 10-15 minutos.
Tras un prólogo del que no voy a hablar para no entrar en spoilers, conocemos al personaje de Almudena, y me gusta mucho cómo lo hace. Ahí noto la mano de Vermut en el guion, experto en presentar a sus personajes con pequeños detalles muy reveladores.
Y todo funciona estupendamente… hasta que llegan al piso donde va a suceder el resto de la historia.
Mi intención no es tampoco sonar muy dramático. Se agradece que una película de terror con dos personajes y una localización principal no dure mucho más de hora y media. Desde la primera escena el terror ya está presente.
Hablo de ese terror de luces parpadeantes, formas que se sugieren en la oscuridad y pequeños golpes de sonido. Pero mientras en películas como Insidious (2010) o Sinister (2012) estos elementos son privados de personalidad o eficacia, Paco Plaza los usa como un auténtico maestro del terror más cercano y minimalista.
De hecho, es la película más estilizada de su director. Su puesta en escena es para quitarse el sombrero; esa soberbia dirección de fotografía funciona a la perfección; la dirección de arte remonta al mejor cine de apartamentos sobrenaturales, como Repulsión (1965) o El quimérico inquilino (1976).
Todo en La Abuela tiene esa atmósfera claustrofóbica y amenazante que recuerda al mejor Polanski o Ari Aster. Quizá lo que menos me funciona es la música que acompaña a muchas de las escenas, que parece más «de relleno» que otra cosa.
Es una pena que pese a reunir todo este conjunto de buenos elementos, el guion no funcione tan bien. Tiene un problema de base y son los personajes. Así como los dos están muy bien planteados, luego parece que son abandonados a su suerte en un sinfín de secuencias de terror.
Lo único que sabemos del personaje de Almudena es su vocación de modelo y lo mucho que le fastidia estar cuidando a su abuela. Pero ya está, no tiene apenas matices o evolución hasta el tercer acto, donde da un paso realmente fuerte que queda algo descafeinado.
La abuela no habla, así que solo hace cosas raras. Su presencia es escalofriante y en ningún momento la dejamos de ver como ese monstruo latente que en cualquier momento va a protagonizar la siguiente escena macabra.
A excepción de un flashback que parece sacado de la imaginación de Ari Aster, no la conocemos como esa abuela cariñosa que recuerda la protagonista. Hay algo extraño en esta relación, quizá es que no la vemos lo suficiente como para congeniar con ninguna de las dos.
Todo es raro desde el principio y acaba todavía más raro al final. Tampoco se recurre a la intervención de personajes secundarios que pudiesen dar juego, solo dos que tan rápido como entran en la trama, salen con una mano delante y otra detrás. Uno de ellos además con mucha importancia en la historia.
La abuela promete muchas cosas que luego no es capaz de cumplir. Los temas son interesantes y están más o menos representados en el guion, pero para nada explorados como se merecen.
El conflicto interno de su protagonista es evidente pero se queda a medio gas. El terror funciona pero muchas veces carece de significado. Al final es cuando todo explota y llegan las escenas más terroríficas de la peli y, sin dar apenas explicaciones, acaba con esta sensación tan agridulce.
Con lo bien que podría haber estado, se queda en un punto extraño entre la brillantez de su puesta en escena y la mediocridad de su historia. Al final, hasta la dirección de Paco queda lastrada por esta escasez de cercanía y por lo reiterativo del guion de Vermut, a pesar del buen trabajo que hacen las dos intérpretes.
Y para no acabar esta crítica con malas sensaciones, diré que he pasado un rato muy agradable y agradezco que existan cineastas que se atrevan a afrontar estos temas desde el prisma del cine de terror. La última película de Paco Plaza hasta el momento es Hermana Muerte. Yo no me pierdo ninguna.
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