Jerry Goldsmith y la dramaturgia de la música de cine
Otro grande de la Música de Cine es Jerry Goldsmith. Para aquéllos que no lo conozcan, cabe decir que supo combinar la tradición sinfónica clásica con una curiosidad incesante por las nuevas tecnologías y los recursos tímbricos. Dedico este post a Jerry Goldsmith y la dramaturgia de la música de cine.
A lo largo de su extensa carrera, demostró su versatilidad y su capacidad para adaptarse a muy diversos géneros cinematográficos. Abordó musicalmente tanto películas de terror psicológico, ciencia ficción y drama histórico como filmes del género de acción. Por tal motivo, se convirtió en un compositor de bandas sonoras clave del siglo XX junto con otras figuras relevantes como Vangelis, Alexandre Desplat, Dimitri Tiomkin, Lalo Schifrin, Henry Mancini, Alberto Iglesias, Nino Rota o Ennio Morricone.
Veremos en este artículo los inicios del compositor, los autores que influyeron en él, su estilo y lenguaje musical, su legado como músico y una selección de sus mejores bandas sonoras. Cada una de las partituras elegidas muestra una faceta distinta del talento de Jerry Goldsmith: el vanguardista (El planeta de los simios), el filósofo épico (Patton), el místico del terror (La profecía), el explorador cósmico (Star Trek), el minimalista del miedo (Alien), el humanista (Rambo) y el sensual intelectual (Instinto básico).
1. Inicios de Jerry Goldsmith en la industria del cine
Como nació en Los Ángeles en 1929, Goldsmith vivió de cerca la época dorada de los estudios de Hollywood. Su formación musical se inició de niño y entre sus maestros estuvo Miklós Rózsa, autor de Ben-Hur y Recuerda, quien le inculcó el rigor contrapuntístico y el gusto por la estructura musical narrativa. También estudió con Arthur Morton, que más tarde sería su orquestador habitual.
En sus inicios trabajó, como otros muchos profesionales de la época, para la radio y la televisión de los años cincuenta, componiendo para series como la afamada Playhouse 90 o The Twilight Zone, donde desarrolló su instinto para la experimentación sonora con fines dramáticos.
2. Estilo y lenguaje musical de Jerry Goldsmith
Si algo define el estilo de Jerry Goldsmith es su variedad estilística, su dominio orquestal y su audacia rítmica. Fue uno de los primeros compositores en integrar la orquesta sinfónica tradicional con sintetizadores, percusiones étnicas y efectos acústicos no convencionales. Esto es algo que después hemos visto en muchos otros músicos de cine como Ludwig Göransson, por poner solo un ejemplo. Goldsmith utilizaba el leitmotiv de forma flexible, más como idea rítmica o textural que como melodía recurrente. Su manejo del contrapunto y la instrumentación polifónica le permitía superponer planos sonoros sin saturar el espacio.
Su música se caracteriza por una claridad estructural y una energía rítmica que le permitía construir tensión sin recurrir a clichés. A diferencia de otros contemporáneos como John Williams —más sinfónico y clásico—, Goldsmith tendía hacia la modernidad armónica, explorando disonancias, superposiciones de ritmos y timbres híbridos. Su orquestación era milimétrica: prefería secciones de viento y percusión muy activas, y cuerdas con ataques cortos o glissandi que generaban tensión.
3. Influencias musicales en Jerry Goldsmith
Músicos muy diversos jugaron un papel importante en la carrera de Goldsmith, empezando por Stravinski y Bartók y pasando por Copland y Bernard Herrmann. Pero éstos no fueron los únicos. El espíritu experimental de las vanguardias musicales americanas de mediados del siglo XX también se deja notar en las partituras de Goldsmith. Su curiosidad técnica lo llevó a usar instrumentos poco comunes (serpientes, echoplex, sintetizadores Moog, percusiones metálicas) para crear paisajes sonoros únicos.
4. Legado e influencia de Jerry Goldsmith
Podría decirse que Goldsmith es el puente entre el sinfonismo clásico del Hollywood dorado y la modernidad tecnológica de la era digital. Su influencia es visible en compositores como Alan Silvestri, James Newton Howard, Michael Giacchino, Marco Beltrami, Bear McCreary y Hans Zimmer, quienes han adoptado su espíritu experimental y su habilidad para fusionar lo acústico con lo electrónico.
5. Bandas sonoras relevantes de Jerry Goldsmith
Goldsmith escribió más de 200 partituras; algunas de estas bandas sonoras son ya parte de la historia del cine. Veamos las más destacadas.
5.1. El planeta de los simios (1968) de Franklin J. Schaffner
Esta partitura fue un hito en la música en el cine de ciencia ficción. Goldsmith rompió todas las convenciones armónicas y tonales de las bandas sonoras de Hollywood para crear un paisaje sonoro nuevo. Consiguió describir un mundo alienado, hostil y primitivo alejado de cualquier civilización conocida y que casaba a la perfección con la atmósfera del film. Suprimió las referencias tonales y uso compases irregulares y efectos de viento para crear un lenguaje musical no humano.
Para ello, el compositor usó una orquesta expandida con instrumentos poco convencionales: conchas marinas, cuencos metálicos, cuerdas tocadas con el arco detrás del puente, e incluso tubos de acero golpeados. Además, el uso del ritmo irregular y la ausencia de melodía refuerzan la idea de caos evolutivo. El resultado es una banda sonora atonal, salvaje y profundamente expresiva, donde el ruido y la textura reemplazan a la armonía. Goldsmith, además, jugó con el silencio como elemento dramático, alternando pasajes secos con estallidos orquestales impredecibles.
Este trabajo, influido por Stravinski y su La consagración de la primavera y Bartók, anticipó técnicas que más tarde serían habituales en la música del cine de terror y de ciencia ficción. Fue todo un manifiesto estético: la música podía describir un mundo sin necesidad de melodías, sólo a través del color y la estructura.
5.2. Patton (1970) de Franklin J. Schaffner
Si El planeta de los simios fue una revolución sonora, Patton demostró que Goldsmith también se movía como pez en el agua en el mundo de la psicología épica y del cine bélico. La película retrata a un personaje complejo, carismático y contradictorio.
El elemento más recordado es la trompeta solista con eco de cinta magnética, símbolo de la creencia del general en la reencarnación. Cada vez que aparece este eco, el espectador percibe una resonancia espiritual: una voz del pasado. Este efecto fue pionero en el uso narrativo del sonido electrónico en el cine.
A nivel estructural, Goldsmith combina motivos militares (redobles, fanfarrias, compases ternarios) con una armonía modal que evita la glorificación bélica. Es música solemne pero introspectiva, que explora la dimensión metafísica del conflicto bélico. Su orquestación —con metales potentes y percusión seca— recuerda al sinfonismo de Copland y Walton, pero más moderna y sentimental.
5.3. La profecía (1976) de Richard Donner
Ganadora del Óscar a la mejor banda sonora, esta obra es uno de los grandes hitos del terror moderno. Goldsmith concibió la música como una misa negra, invirtiendo los códigos de la liturgia católica. Su tema principal, Ave Satani, es un himno satánico que juega con el latín invertido y los cánticos corales disonantes, creando una atmósfera que se movía entre lo sagrado y lo profano. Su uso es magistral: más que acompañar, se convierte en un personaje invisible, el aliento del mal. La alternancia entre coros angelicales y clústeres demoníacos refuerza el tono apocalíptico.
Goldsmith utiliza la tonalidad menor, los tritonos y los ostinatos cromáticos para generar tensión permanente. A nivel estructural, la partitura es una arquitectura de crescendo emocional, donde el mal se infiltra lentamente en la textura orquestal.
Esta banda sonora influyó profundamente en compositores posteriores de películas de terror y estableció un modelo para el uso del coro religioso distorsionado como símbolo del mal.
5.4. Star Trek: La película (1979) de Robert Wise
Después del éxito de La Guerra de las Galaxias, Goldsmith aportó a Star Trek una visión más filosófica y lírica. Su tema principal es un himno majestuoso que refleja el optimismo humanista de la saga. A diferencia de la epopeya romántica de Williams, Goldsmith construye una melodía abierta y ascendente, basada en intervalos amplios que evocan exploración y trascendencia.
La partitura combina una orquesta sinfónica clásica con sintetizadores y percusión electrónica, una fusión que definió el sonido de la ciencia ficción de los años 80. El uso del sintetizador Blaster Beam —instrumento metálico de casi cinco metros— crea un sonido profundo que logra representar a las mil maravillas la inmensidad del espacio y la entidad V’Ger.
El equilibrio entre emoción humana y abstracción tecnológica es la clave del éxito del score. La música no sólo acompaña la acción, sino que dialoga con el concepto de lo desconocido, planteando preguntas metafísicas.
5.5. Alien, el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott
Estamos ante una de las partituras más perturbadoras jamás compuestas. Goldsmith evitó el terror evidente y apostó por una música de tensión psicológica. Basada en disonancias y texturas inestables, esta obra redefine la función del sonido como extensión del miedo.
El compositor alterna largos silencios con estallidos orquestales y utiliza glissandi de cuerdas, percusiones metálicas y alientos suspendidos que imitan la respiración del monstruo. La falta de tema melódico refuerza la idea de un peligro indefinible. Curiosamente, Ridley Scott reeditó parte de la música y añadió secciones de Freud (otra partitura de Goldsmith), porque el material era demasiado adelantado a su tiempo: expresionista, angustioso, casi abstracto.
Hoy se la considera una obra maestra del minimalismo dramático, precursora del lenguaje que después explorarían Elliot Goldenthal y Hans Zimmer en sus etapas más experimentales.
5.6. Rambo: Acorralado (1982) de Ted Kotcheff
Lejos del estereotipo del género de acción que definiría las secuelas, el primer Rambo es un drama sobre la soledad del veterano de guerra. Goldsmith lo entendió y escribió una música profundamente emocional, donde el heroísmo tiene un trasfondo melancólico.
El tema principal, It’s a Long Road, es una melodía de cuerdas y trompeta suave, cargada de nostalgia. Su desarrollo armónico transmite un sentido de pérdida más que de victoria. En las secuencias de acción, Goldsmith demuestra su dominio del ritmo: percusiones sincopadas, metales cortantes y cuerdas motoras que generan energía sin caer en lo efectista.
El equilibrio entre humanidad y dinamismo marcó un modelo para futuros compositores de acción como Alan Silvestri o Basil Poledouris.
5.7. Instinto básico (1992) de Paul Verhoeven
En esta partitura, Goldsmith llevó su sensualidad orquestal al límite. Es una música elegante, sofisticada y ambigua, como la propia protagonista. El tema principal combina cuerdas suaves, oboe solista y acordes suspendidos que alternan entre el deseo y la amenaza.
El compositor juega con la repetición y la textura, transformando motivos sensuales en material de suspense. Su uso del ritmo —lento, casi respiratorio— refleja la tensión erótica de la trama. A nivel técnico, destaca el uso de polimetrías y armonías cuartales, que generan una sensación de equilibrio inestable. La orquesta suena refinada e inquietante, metáfora perfecta del personaje de Sharon Stone.
La banda sonora de Instinto básico consolidó a Goldsmith como maestro del thriller psicológico, un género que también cultivaron sus herederos James Newton Howard y John Ottman.






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