Dimitri Tiomkin. El gran sinfonista épico de Hollywood
Pocos compositores han encarnado con tanta eficiencia la fusión entre la tradición sinfónica europea y el espíritu narrativo del cine como Dimitri Tiomkin. Figura clave en el desarrollo de la Música de Cine, Tiomkin fue el gran sinfonista épico de Hollywood.
Fue un creador exuberante, de un dramatismo grandilocuente pero genuino, cuya obra dejó una huella profunda en el Hollywood clásico. No se limitó a componer música para películas sino que contribuyó a hacer del cine un espectáculo total. Supo reforzar los valores dramáticos de las historias a través de un sinfonismo que bebía de grandes compositores clásicos como Tchaikovsky, Rachmaninov o Mahler, pero que también sabía pulsar las fibras populares de la audiencia americana.
Su legado permanece como testimonio de una época dorada en la que la música de cine alcanzó un nivel de expresividad, majestuosidad y empatía difícilmente igualable. Sin duda es un maestro para otros compositores de bandas sonoras como John Williams, Hans Zimmer, Ennio Morricone o Henry Mancini.
1. Los Comienzos de Dimitri Tiomkin
Tiomkin recibió una formación musical académica de primer orden en el Conservatorio de San Petersburgo, donde estudió piano bajo la tutela de grandes maestros como Felix Blumenfeld y composición con Alexander Glazunov. Esta sólida base le permitió desarrollar una técnica impecable y un sentido del color orquestal que más tarde sabría traducir con brillantez a la pantalla. Tras la Revolución Rusa, emigró a Berlín y, posteriormente, a París, antes de establecerse definitivamente en Estados Unidos en los años veinte.
Sus primeros años en América transcurrieron en el mundo del vodevil y como concertista de piano, incluso en ocasiones acompañando a bailarines como George Balanchine. No fue hasta la llegada del cine sonoro que Tiomkin encontró su verdadero medio de expresión. Su primera incursión importante en Hollywood llegó a principios de los años treinta, pero sería en la década siguiente cuando se consolidaría como uno de los compositores más demandados.
2. El estilo inconfundible de Dimitri Tiomkin
Tiomkin poseía un estilo inconfundible: grandioso, emotivo, a menudo teatral e imbuido de un lirismo exuberante que no temía al exceso cuando la historia lo requería. Sus raíces y formación le llevaron a un enfoque sinfónico monumental, pero también demostró una notable habilidad para asimilar géneros populares estadounidenses como el folk o la balada country, que trasladó con naturalidad en sus partituras de Música del Oeste.
Las principales características estilísticas de Tiomkin podrían resumirse de la siguiente manera:
- Épico y emocional: Le daba prioridad a la exaltación emocional inmediata.
- Melodista excepcional: Capaz de crear temas inolvidables, sencillos en apariencia, pero de gran carga simbólica.
- Síntesis cultural: Fusionó elementos de la música rusa con músicas populares americanas (folk, country).
- Pionero del marketing musical: Impulsó la popularización de las bandas sonoras en grabaciones comerciales.
3. Colaboraciones de Tiomkin con cineastas americanos
Tiomkin era un músico cotizado y prestigioso en Hollywood. Como tal, trabajó con algunos de los mejores y más influyentes directores de cine contemporáneos a él. Algunas de sus colaboraciones entre Compositor y Director más sobresalientes fueron:
3.1. Frank Capra-Dimitri Tiomkin
Horizontes perdidos (1937) de Frank Capra fue su primer trabajo conjunto. La partitura exhibe un lirismo utópico, acorde con el relato fantástico, y marca el inicio de su reputación como compositor de cine. Después de ésta vinieron otras películas del dúo tales como Vive como Quieras (1938), Caballero sin Espada (1939), Juan Nadie (1940) o Qué bello es vivir (1946).
3.2. Dimitri Tiomkin-Alfred Hitchcock
Su colaboración con Alfred Hitchcock -uno de los directores más influyentes de la historia del cine- quizá no sea tan conocida como la del mago del suspense con Bernard Herrmann, pero fue muy sólida y, sobre todo, muestra otra faceta menos conocida de Tiomkin. La de un compositor capaz de modular su grandiosidad hacia registros de tensión y oscuridad más contenida, pero igualmente efectivos. De la colaboración entre Tiomkin y Hitchcock han salido películas tan memorables como Extraños en un Tren (1941), La Sombra de una Duda (1943), Yo Confieso (1953) o Crimen Perfecto (1954)
3.3. Howard Hawks-Dimitri Tiomkin
Otra de las colaboraciones Compositor-Director más interesantes es la del tándem Tiomkin-Hawks, uno de los grandes directores de cine clásico del Oeste. Con la adaptabilidad que les caracterizaba a ambos, su trabajo conjunto se se extendió por géneros cinematográficos bien diferentes, desde el Western hasta la Ciencia Ficción, pasando por el cine de aventuras. Se inició con Sólo los Ángeles tienen alas (1939), a la que siguieron Río Rojo (1948), El Enigma de Otro Mundo (1951) y Tierra de Faraones (1955). Unos años más tarde llegó Río Bravo (1959) que es -en mi opinión- una de las 5 mejores películas del Oeste. La partitura incluía -entre otras canciones- el tema Degüello, donde destaca la trompeta que presagia momentos de tensión a inspiración de los toques militares para llamar a la acción. Una versión del mismo tema volvió a utilizarlo Tiomkin en El Álamo (1960).
4. Destacadas Bandas Sonoras de Dimitri Tiomkin
Es un compositor muy prolífico con una larguísima y exitosa carrera pero me gustaría destacar especialmente dos de sus composiciones por lo novedoso de su planteamiento, su éxito y su influencia posterior.
4.1. Sólo Ante el Peligro (1952), dirigida de Fred Zinnemann
Tiomkin tiene magníficas partituras del género del Western pero en esta película revolucionó el uso de la canción en el cine: la balada Do Not Forsake Me, Oh My Darlin, interpretada por Tex Ritter, no solo abría la película, sino que se convertía en un leitmotiv que unificaba emocionalmente la narración. Este enfoque le valió el Óscar a la Mejor Banda Sonora y a la Mejor Canción Original, y marcó tendencia en el uso de canciones populares como soporte narrativo en el cine.
4.2. Escrito en el Cielo (1954) de William Wellman
Otra de sus contribuciones monumentales a la música cinematográfica fue la partitura de Escrito en el Cielo (1954), una melodía heroica y melancólica que captura el coraje y la vulnerabilidad de los personajes. Su capacidad para crear melodías memorables, vastas y emocionantes resultaba ideal para las épicas aventuras humanas que Hollywood proponía durante aquellos años. Esta partitura en concreto trascendió la pantalla para instalarse en el imaginario colectivo americano.
5. Partituras de Tiomkin para otras grandes producciones
Tiomkin también trabajó en innumerables producciones de enorme envergadura como Gigante (1956) de George Stevens. Compuso para esta película una partitura vasta y poderosa que acompaña la saga épica de varias generaciones en Texas.Tiomkin combina elementos de música folclórica americana con grandiosos pasajes sinfónicos.
La Gran Prueba (1956) de William Wyler es otra de sus bandas sonoras icónicas. Aquí Tiomkin muestra su sensibilidad para el retrato íntimo y el tono pastoral, en contraste con sus habituales despliegues orquestales más épicos. Ganadora del Oscar a la Mejor Banda Sonora.
Duelo de Titanes (1957) de John Sturges es otra de sus incursiones en el western mítico, donde la partitura mezcla baladas populares con un sonido cinematográfico de gran tensión dramática. Poco después, también con John Sturges, firmaría otro western memorable El último Tren de Gun Hill (1959), magnífico ejemplo de Música del Oeste.
A este último le seguiría El Álamo (1960), dirigida y protagonizada por John Wayne, que es una de sus obras más ambiciosas. Para la historia real ocurrida en la guerra de independencia de Texas, Tiomkin escribe una partitura cargada de patriotismo y heroísmo, combinando coros, fanfarrias y temas solemnes. Recibió una nominación al Oscar a la Mejor Canción.
Destacable es también Los Cañones de Navarone (1961) de J. Lee Thompson, un magnífico ejemplo de Cine Bélico o las aventuras de 55 Días en Pekín (1963) de Nicholas Ray, trabajo también nominado al Oscar a la mejor banda sonora original y mejor canción original.
6. Dimitri Tiomkin y el marketing
Una faceta más del poliédrico Dimitri Tiomkin. Además de un músico excelente, tuvo claro que debía trabajar en la promoción de sí mismo y de su obra. Un pionero de la marca personal. Enseguida fue consciente de la importancia de la música como fenómeno comercial más allá del cine. Este convencimiento le llevó a lanzar versiones discográficas de sus bandas sonoras y a trabajar en popularizar sus temas principales a través de medios de comunicación tradicionales como la radio. Toda esta labor ayudó a cimentar su fama entre el gran público.
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