Crítica de El Mono de Oz Perkins
Después de su éxito con Longlegs, Oz Perkins estrena su nueva cinta de terror distribuida por NEON. En este caso, adaptando un célebre relato de Stephen King. Aquí os traigo mi crítica de la película El Mono (2025) de Oz Perkins.
Si leéis mi crítica de Longlegs del año pasado, veréis que me resultó una película muy decepcionante. No soy especialmente fan de Oz Perkins pero sus primeras películas (La Enviada del Mal, 2015 y Gretel y Hansel, 2020) me convencieron bastante. Eran, en definitiva, dos buenas Películas de Terror. Ambas priorizaban la atmósfera y el estilo visual por encima de su guion, dando protagonismo a la imagen cinematográfica. Que un director con una pulsión estética como ésta dirigiese un thriller procedural sobre la investigación y persecución de un asesino en serie, era algo que sonaba merecedor de verse.
La realidad fue que Longlegs no funcionaba ni como thriller, ni como película de terror ni como comedia involuntaria. Gran parte del problema era el tono, pero sus elementos potencialmente interesantes (el fuera de campo, la atmósfera, su discurso sobre los monstruos que habitan en sociedad) estaban muy descafeinados.
El Mono, relato que Stephen King publicó en 1985 en la colección de cuentos Skeleton Crew, narra la historia de dos hermanos que se enfrentan a un mono de juguete. Enmarcada en el subgénero de «juguetes asesinos» donde estarían también Chucky o Annabelle, El Mono habla en clave alegórica sobre relaciones rotas marcadas por el odio y el resentimiento. Se nota la mano de King en la estructura (dividiendo la historia en infancia y adultez, como en It) pero también en un humor muy negro y muy ligado a la violencia y a lo fantástico. La adaptación de Perkins recoge todos estos elementos.
¿Me ha decepcionado El Mono? Sí. Pero tampoco puedo decir que esperase mucho de ella. Lo que más llama la atención en relación a sus otros largometrajes, es el tono. Aquí la comedia es completamente intencionada. Se acompaña de ironía en el montaje y en el uso de los efectismos típicos del género. También se nota en las relaciones entre los personajes, reducidas al absurdo. Las muertes, pilar angular sobre el que se erige toda la película, son ridículamente grotescas. Completamente alejada del realismo, aquí los cuerpos explotan con un simple disparo, o se desmiembran con una facilidad inesperada. No llega a los extremos de otras películas splatter recientes, como puedan ser Terrifier. Estamos unos escalones por debajo, combinando efectos prácticos con digitales, imágenes grotescas con momentos hilarantes.
Llego a fantasear con cómo hubiese sido Longlegs, una película que se toma demasiado en serio a sí misma, de haber tenido un tono similar a El Mono. Todo esto se me pasa rápido cuando compruebo que la nueva película de Perkins tiene un guion todavía más vago, insustancial y tópico que el de su predecesora. Una cosa es hacer comedia en torno a la autoconsciencia, y otra es hacer conscientemente un guion tan malo. Con unos personajes muy maltratados por los diálogos (extrañamente construidos todos y cada uno de ellos para sonar «raros») y por las interpretaciones. Con giros de guion absurdos, estructuras previsibles y una construcción de la tensión en ocasiones anti climática. Así, el ritmo se transforma en algo todavía más grotesco que las propias muertes.
¿Traslada el director este tono a la puesta en escena? Parcialmente. Perkins no cuenta con una atmósfera tan notoria como en sus predecesoras y logra una película más ligera. El problema surge cuando no tiene muchos elementos con los que jugar, revelando (todavía más si cabe) sus carencias como director. Toda la creatividad ha ido destinada a las muertes, y tampoco me parecen para tanto al verlas en retrospectiva. Todo lo demás (el desarrollo dramático, la dirección de actores, el estilo visual, el manejo del ritmo y un larguísimo etcétera) se me antoja genérico a más no poder. Por lo menos no cree estar reinventando nada, pero el resultado es todavía más insustancial que Longlegs. Parece mentira.
En definitiva, otro bache en la filmografía de un director que parece no encontrar su camino en el género. Veremos en la siguiente. Mientras tanto, prefiero seguir disfrutando de los trabajos de los 10 mejores directores de Cine de Terror de los que no me canso nunca.
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