Crítica de «Revenge» de Coralie Fargeat
En 2017 pasó muy desapercibido uno de los thrillers con más personalidad de los últimos años. Revenge, de Coralie Fargeat. En esta crítica me propongo repasar la película Revenge o Venganza del más Allá como se titula en español.
Se trata de una ópera prima con un lenguaje muy propio. Un «Rape And Revenge» clásico en su planteamiento que se transforma en un Mad Max femenino tremendamente violento y divertido. Tres hombres casados ricos se reúnen para su juego de caza anual en el desierto. Pero esta vez, uno de ellos viene acompañado de su amante Jen (Matilda Lutz), una atractiva joven que despierta el interés de los otros dos. Las cosas se complican dramáticamente para ella y terminada dada por muerta en medio del infierno del desierto. Sorprendentemente, la joven sobrevive y el juego de caza se convierte en venganza.
Se puede hablar mucho acerca de las dualidades que se presentan a lo largo de la película. La casa donde habitan los personajes, cómoda y limpia, es el lugar de descanso donde el hombre domina y ejerce su fuerza sobre los demás. En cambio, el desierto es sucio, cálido, doloroso y salvaje. Es donde la mujer crea su terreno de juego. Con estos dos escenarios, la directora crea paralelismos. La piscina de aguas cristalinas de la casa frente a la charca de barro del desierto, por ejemplo.
Hay un cambio de roles de género representado por algo más que lo obvio (es decir, los personajes). Fargeat utiliza los programas de televisión de manera muy interesante. Al inicio de la película, la TV reproduce lucha libre, habitualmente asociados a los hombres. Al final, cuando ella regresa a la casa en busca de venganza, la TV reproduce programas de belleza, asociados a las mujeres.
Los increíbles planos detalle están repletos de metáforas. La hormiga trepando por la manzana que acaba de morder la protagonista. La misma que aparece posteriormente siendo ahogada por su sangre cuando está atravesada por el árbol. El desagradable amigo con sobrepeso mordiendo la chocolatina mientras es testigo de la violación. La extracción del trozo de madera bajo los efectos de la droga es otro gran ejemplo. Este último es incluso onírico y surrealista.
La protagonista experimenta una espectacular transformación. Pasa de ser un objeto de seducción y erotismo a un ave fénix renacido de sus cenizas, violenta y despiadada. La directora rueda a Jen como un objeto puramente sexual al comienzo de la cinta y como una guerrera de época indestructible al final de la misma. La formidable interpretación y dirección de actores es una de las grandes virtudes de Revenge.
Fargeat recurre a un realismo exagerado para sus secuencias más violentas. Con ello logra que el espectador note el peso de las armas o el dolor físico y psicológico de los personajes. También, recurre a una paleta de colores saturada, casi expresionista. La simbología de los colores se pone de manifiesto en el encuentro final mediante las cristaleras de la casa (morado y azul marino).
La espectacular mezcla de sonido, que permite sumergirse en el mundo y en las secuencias más violentas de manera explícita. La extracción del trozo de cristal del pie del violador te permite escuchar los chorros de sangre y los gritos de dolor de manera agónica. La evolución y deformación de la música, electrónica y brutal, que termina elevando el enfrentamiento final de manera sorprendente.
Podrá decirse que es irregular, ya que las secuencias de pesadilla son reiterativas e innecesarias, pero sigue siendo una película admirable. Y no podemos negar que sufrimos con ella, matamos con ella y vencemos con ella.
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