Crítica de «Past Lives» de Celine Song
Recientemente ha llegado a España Past Lives, el debut en la dirección de la realizadora surcoreana Celine Song. La película tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance de 2023 y ahora es distribuida por A24. Se trata de un inicio exquisito. A continuación, mi crítica de Past Lives de Celine Song
Tratándose de una ópera prima, es imposible analizar la trayectoria de la directora y su lenguaje, pero sí se pueden identificar sus raíces. La mitología y tradición oriental, que tiende a atribuir al destino las relaciones humanas, ya sean amorosas o amistosas.
Pienso en el mito del hilo rojo, que conecta a dos personas destinadas a estar juntas. Unos temas muy explorados en el anime japonés, con títulos como Your Name (2016), donde dos jóvenes separados espacial y temporalmente intercambian sus sueños.
También pienso en el cine asiático más sentimental. El drama coreano lleva en auge más de una década, con una reconocible estética que la mayoría de los directores han puesto en común.
Sin embargo, el rey de las relaciones humanas es Wong Kar-wai, director de películas de culto como Deseando Amar (2000), donde dos residentes de un mismo edificio se enamoran en secreto, incapaces de demostrarlo explícitamente.
Todos estos elementos están presentes en Past Lives, basada parcialmente en las vivencias de la directora. Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Teo Yoo), dos amigos de la infancia, se separaron cuando la familia de Nora, que entonces tenía solo 10 años, emigró desde Corea del Sur a Canadá. Muchos años después, cuando Nora reside en Nueva York, reestablece el contacto con Hae Sung vía internet.
Durante su primera mitad, asistimos al conmovedor y original redescubrimiento del otro, cómo han cambiado y qué expectativas tienen del futuro. La película se permite caminar entre la comedia romántica y el drama, sorprendiendo a cada pequeño gesto cinematográfico. Pero es una vez que se produce el esperado reencuentro cara a cara, años después de acordar no seguir hablándose, cuando la película se transforma en algo mágico, digno del cine de Wong Kar-wai.
Celine Song escribe y dirige esta preciosa historia de amor frustrado y amistad con una elegancia y sensibilidad pasmosas. Song hace constantes rimas entre el pasado y el presente.
Uno de los ejemplos más relevantes es cuando recurre por primera vez al «flashback«, enfrentando a ambos personajes en un espacio que les transporta (por medio de un simple corte) a su infancia. Este es un recurso tremendamente sencillo que la directora rescatará al final de la cinta, en una de sus mejores escenas.
Después de ponerse al día, cenar con la actual pareja de Nora y divagar sobre lo que hubiese pasado entre ellos en otra vida, ambos se despiden en la puerta del taxi que llevará a Hae Sung al aeropuerto. En ese momento, la directora corta a una escena que no habíamos presenciado anteriormente, y es porque nunca pasó.
En la realidad, los niños se separaron en un cruce entre dos calles de Corea, sin intercambiar una mirada. Pero en otra vida, los niños sí se miraron y continuaron juntos. Con un simple corte, Celine Song hace del tiempo fílmico un elemento de corte fantástico.
El manejo de las elipsis a lo largo de Past Lives es algo excepcional, como también lo es el ritmo y el montaje interno de cada escena. Suele ser meditativo, en ocasiones contemplativo, capaz de engrandecer pequeños gestos de interpretación o líneas de diálogo. Esto es gracias también al dúo formado por Greta Lee y Teo Yoo, quienes llevan a cabo uno de los «duelos» interpretativos más especiales de todo 2023.
Resulta increíble, tratándose de una ópera prima, cómo la directora ensambla el relato con honestidad y traza un discurso acerca de cómo las dinámicas propias de la emigración, la adscripción cultural y la lengua separan y unen a las personas, sea de forma artificial o natural. Tiene una intuición y un tacto que, sin duda, seguiremos viendo a lo largo de su filmografía.
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