Mis 10 películas favoritas de 2025
2025 llega a su fin y, como marcan las tradiciones, aquí tenéis mis 10 películas favoritas del año. En el terreno del blockbuster estos doce meses han resultado más flojos que otros anteriores; sin embargo nos han dejado múltiples joyas en el cine de habla no inglesa. Ha sido también un gran año para el cine español, con una cosecha equivalente a la de 2022.
Al tratarse de solamente 10 películas, hay otras muchas que se quedan fuera de la lista y que, no por ello, son menos destacables. Este es el caso de Nouvelle Vague, de Richard Linklater. Morlaix, de Jaime Rosales. Father Mother Sister Brother, de Jim Jarmusch, The Mastermind, de Kelly Reichardt o Los Domingos, de Alauda Ruiz de Azúa. Y todavía quedan muchas películas por ver, como Las Corrientes, de Milagros Mumenthaler, Magallanes, de Lav Diaz. Hamnet, de Chloe Zao o Marty Supreme, de Josh Shafdie. Filmes que irán llegando a lo largo de 2026.
Dicho todo esto, veamos mis 10 películas favoritas de 2025 en orden ascendente.
10. Resurrection de Bi Gan
Es la esperadísima nueva película del director de Largo viaje hacia la noche. Resurrection sigue las ensoñaciones de un ser capaz de soñar, en un mundo donde esta habilidad se perdió hace siglos. La película se compone de 5 sueños, motivados por el cine y su historia. Así, la primera de todas se narra y se pone en escena como una película muda con ecos del Expresionismo Alemán y el cine de George Méliès. Y seguimos avanzando por sucesivas décadas, visitando géneros como el Cine Negro o el Cine Romántico. Siempre acompañados del mismo actor, interpretando a diferentes personajes cada vez. Una película desbordada por su propia ambición, insuperable en su último tramo que se nos narra mediante un espectacular Plano Secuencia de 40 minutos. Bi Gan homenajea al séptimo arte mediante una película imposible. No siempre funciona, pero cuando lo hace, es de lo mejor que has visto en tu vida.
9. Little Trouble Girls de Urska Djukic
Uno de las mejores directoras de cine noveles de los últimos años. Esta película, un Coming of Age esloveno, consigue que espiritualidad y sensualidad se den la mano de forma orgánica. La vida de una joven de 16 años da un giro cuando se une al coro de su colegio y realizan un retiro de fin de semana. Allí es donde su incipiente sexualidad se dispara y empieza a guiarse por la pasión hacia una de sus compañeras y un restaurador de esculturas. Una película que presta una especial atención a los cuerpos, a las pulsiones y deseos traducidos en lenguaje no verbal. La cinta es poseedora de un diseño sonoro y una partitura excelentes, evocadores en lo sensorial. Su sensibilidad estética, con gran abundancia de planos detalle, y el talento de su joven reparto soportan el relato y hacen perdonar simbolismos reiterativos.
8. Wake Up Dead Man de Rian Johnson
Desde 2019, Johnson está rendido ante el whodunit, tomando la novela negra de Agatha Christie como modelo. Su saga estrella, Puñales por la espalda, alcanza su cima con esta tercera entrega. No se trata de una estructura compleja como las dos anteriores. En realidad, se trata de la más lineal hasta la fecha, pero usa su aparente sencillez a su favor. Aquí tenemos otro clásico asesinato imposible: un joven y honesto sacerdote (Josh O’Connor) parece ser el asesino del monseñor, así que Benoit Blanc (Daniel Craig) se une a él para investigar qué pasó realmente. Pero esta divertida, tétrica y compleja historia de investigación no se queda en un simple divertimento. Aquí tenemos una película que habla de la fe, del odio y del perdón de forma en absoluto condescendiente. La más profunda de la, hasta ahora, trilogía.
7. Una Quinta Portuguesa de Avelina Prat
Una de las mayores sorpresas del cine español de este año viene en forma de huida. La mujer de Fernando (Manolo Solo) desaparece de su vida y él decide hacer lo mismo. Empieza una nueva vida, con otra identidad, en otro país. De profesor de geografía a jardinero en una quinta en Portugal. Una película que no para de ganar complejidad sin nunca debilitar su elaborado entramado dramático. Perteneciente a la nueva generación de directoras españolas, Avelina Prat destaca en su segundo largometraje y demuestra su buena mano como narradora mediante recursos tan sutiles como precisos. Un gesto, una frase o un encuadre abre puertas a un mundo sensible y expresivo, puramente cinematográfico. Además, Una Quinta Portuguesa cuenta con una excelente dirección de actores, con Manolo Solo en uno de los mejores papeles de su carrera.
6. Romería de Carla Simón
La directora catalana finaliza el viaje que inició con Verano 1993 y que continuó con su cortometraje Carta de mi madre para mi hijo. Carla Simón se dobla en un alter ego que viaja a Vigo para conocer a la familia de su padre, fallecido junto a su madre por el sida y la crisis de la heroína. Carla, ahora llamada Marina, se mueve impulsada por la curiosidad y el deseo de reconstruir la vida de sus progenitores. La directora disecciona a la familia entera: abuelos, tíos y primos, dando una visión certera de la burguesía avergonzada de su propio pasado. En Romería, Carla Simón reconstruye las vivencias de sus jóvenes padres a través de testimonios, tanto de los familiares como del diario de su madre. Y no contenta con eso, elabora un precioso segmento en clave de realismo mágico, imaginando la vida amorosa y posterior adicción de sus progenitores. Una obra imprescindible, madura y emocionante.
5. O Agente Secreto de Kleber Mendonça Filho
Una de las películas más inclasificables del año, de una fuerza arrolladora y de infinitas posibilidades. Lo que parece un thriller, se revela poco a poco como el retrato de un país (Brasil) en una época convulsa, confusa y violenta (años 70), a través de su carismático protagonista (un espléndido Wagner Moura). La narración es de un ritmo vibrante, musical, milimétrico y tremendo en el uso de todos y cada uno de sus recursos (la disposición de elementos en el encuadre como un cuadro, un teléfono o un arma; la espectacular banda sonora, etc.). La película, a su vez, se divide en tres líneas temporales. Un flashback que contextualiza la conflictiva vida del protagonista; un supuesto presente en el que se desarrolla la acción; y un auténtico presente, en la actualidad, en el que una joven estudia grabaciones, fotografías y prensa de la época para entender el suceso. Y es este último segmento el que da sentido ontológico a la película. Revisionismo histórico, crítico y necesario.
4. Un Simple Accidente de Jafar Panahi
Durante años, el cine de Jafar Panahi ha estado condicionado por las restricciones impuestas por el régimen iraní, impidiéndole rodar legalmente y abandonar el país. Se cumple una década de Esto no es una película, rodada en completa clandestinidad y exportada ilegalmente al extranjero. Su nueva película, Un simple accidente, es la primera en abandonar la auto-ficción para desarrollar una narración de ficción. Una historia de venganza, impulsada por el resentimiento que el propio Panahi canaliza a través de sus personajes. Pero lo que empieza como un thriller rápidamente pasa a la comedia absurda, casi berlanguiana, con la que el director deja clara su postura humanista y política. La mejor película de su director hasta la fecha, con una de las secuencias finales más insoportablemente tensas de la década.
3. Historias del Buen Valle de José Luis Guerín
Han pasado 14 años desde que José Luis Guerín estrenase En Construcción, película documental sobre la renovación de un barrio barcelonés y sus habitantes, abordando tanto lo anecdótico como lo trascendente. En su vuelta al documental urbano, Guerín firma esta espléndida obra que ya se encuentra entre las mejores de su carrera. Aquí retrata Vallbona, un barrio del extrarradio barcelonés, entre lo urbanístico y lo rural, en el que confluyen tantas culturas como el espacio les permite. Tanto los primeros migrantes de la posguerra como familias gitanas, indias o árabes. Estamos antes un estudio de culturas e identidades a través de la mirada humanística, desprejuiciada y empática de su director. Una película reposada, coral, que transita por la energía de una festividad a orillas del río y por la tristeza de un modesto funeral. Una joya.
2. La Buena Letra de Celia Rico
La nueva película de Celia Rico adapta la novela homónima de Rafael Chirbes, permitiéndose algunas licencias narrativas. Aquí, la posguerra española y el franquismo actúan como un fuera de campo constante, centrándose en la relación de su protagonista, Ana (una increíble Loreto Mauleón), con el resto: su marido, su cuñado y la esposa de este. La clase social, la escasez de recursos y el mundo laboral se ponen en juego. La casa en la que habitan, como si fuera un escenario sacado del Neorrealismo italiano, actúa como un personaje más, al servir como espejo en el que se reflejan los demás: aquello que admiran y aquello que rechazan. La Buena Letra tiene una estética pictórica y una narrativa depurada. Sus ecos al cine de Víctor Erice elevan un guion precioso y unas interpretaciones extraordinarias. La mejor película de su directora y, para mí, la mejor película española del año.
1. Una Batalla Tras Otra de Paul Thomas Anderson
Adaptación libre, como ya hizo con Puro Vicio, de la novela de Thomas Pynchon «Vineland», considerada por muchos inadaptable. Pero para Paul Thomas Anderson no existen límites en lo cinematográfico. La película narra las vivencias de una banda de revolucionarios durante la represión fascista nixoniana. Revolución que acaba fracasando y condenando al protagonista, Bob (Leonardo DiCaprio) a la exclusión y a la sobreprotección de su hija. Todo cambia el día que un viejo coronel (Sean Penn) emprende una cacería contra esta familia, iniciando una persecución que obliga a Bob a volver a la acción. El pulso que define Una Batalla Tras Otra son sus increíbles, tensas, divertidas, emocionantes y conmovedoras secuencias del Género de Acción. Y por encima de eso, el director traza una sátira política de gran poder discursivo. Pone el foco en las nuevas generaciones, quienes arrastran los problemas de sus padres y tienen el poder de hacer las cosas de forma diferente. Mejor, a ser posible.





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