Los Años Nuevos. Crítica Serie de TV
Tres magníficas series españolas coronan la producción de Movistar Plus este 2024. Querer, de Alauda Ruiz de Azúa. Celeste, de Elena Trapé. Y por último, Los Años Nuevos, de Rodrigo Sorogoyen, Sandra Romero y David Martín de los Santos. Aquí mi crítica de la Serie Los Años Nuevos.
Aunque el guion de todos los capítulos se escribió a seis manos, la idea original parte de Rodrigo Sorogoyen, cineasta español de 43 años. La carrera de Sorogoyen despegó en 2013 con Stockholm, una historia partida en dos: una noche en la que dos personas se conocen y terminan durmiendo juntos y una mañana en la que ninguno soporta al otro. El estilo de diálogo, la puesta en escena y el ritmo de la primera parte se inspiraba en Antes del Amanecer y películas de prosa similares. Era en su segunda parte donde todo esto se truncaba. La noche que acompañaba a la seducción ahora se sustituye por un día cegador y apagado. Los diálogos con encanto se transforman en una creciente y agria discusión. El espectador se replantea toda la actitud del hombre, sintiéndose tan engañado como ella.
La carrera de Sorogoyen no continuó la línea estilística y temática de su primer largometraje, sino que se encaminó hacia el thriller con películas como Que Dios nos Perdone (2016), El Reino (2018) o la serie Antidisturbios (2020). Tan solo su película Madre (2019), basada en su cortometraje de mismo nombre, regresaba parcialmente al drama dialogado, pero con una dirección muchísimo más estilizada.
Los Años Nuevos supone el regreso de Sorogoyen a aquella sensibilidad latente de su primer título, ahora en formato serial de 10 capítulos, con una premisa magnífica. Seguir la historia de una pareja a lo largo de 10 años, mostrando únicamente sus días de año nuevo.
Él es Oscar (Francesco Carril), un médico vocacional que tiene la vida casi resuelta, a excepción de la amorosa. La primera secuencia del primer capítulo, ambientado en la nochevieja de 2015, nos presenta a Óscar enfrentándose con su ex pareja en los baños de una discoteca. Él zanja la conversación, antes de que se torne en discusión, con la frase: «no vamos a ser amigos». Óscar tiene problemas de confianza, en buena parte debido a la relación que tiene con sus padres. Tiende a no ilusionarse por miedo a equivocarse o decepcionarse.
Ella es Ana (Iria del Río), una camarera de discoteca con la vida aún por resolver. Vive en un piso compartido, no le gusta su trabajo, cambia a menudo de amigos y no se decide a viajar al extranjero en busca de un trabajo estable. Ana tiene problemas en la mayoría de sus relaciones sociales. No es constante en ellas y carga con un gran sentimiento de culpa, creyendo que todo lo hace mal.
Óscar y Ana tienen dos cosas en común. Primero, los cumpleaños. Óscar cumple el 1 de enero, mientras que Ana cumple el 31 de diciembre. Segundo, que están en la misma discoteca. El azar termina haciéndoles coincidir en un coche que les manda a una fiesta en la que Óscar no conoce a nadie, y donde tratan de seguir hablando y conociéndose. En cuestión de unas horas, surge la atracción y el deseo.
La estructura de Los Años Nuevos le da sentido a todo lo que en primera instancia parece arbitrario. Las guionistas principales de la serie, Paula Fabra y Sara Cano, se nutren en cada capítulo de las elipsis de 365 días, dejando entrever los acontecimientos de cada año. No solo ponen en contexto cada nueva situación, sino que generan contrastes muy interesantes. Por ejemplo, el paso del capítulo 1 al 2. Uno termina con la pareja separándose en la calle, con rumbos diferentes, y con la incógnita de si volverán a verse. El segundo comienza en una casa del campo, con ellos dos en la cocina, siendo muy cercanos. En un inicio puede parecer que se encuentran en una relación, pero a los pocos minutos entra en la cocina la auténtica pareja de Óscar.
También hay un recurso recurrente: los insertos de parejas en cada capítulo. Este es introducido por los protagonistas, en un juego por adivinar el contexto de varias parejas con las que se encuentran a lo largo de la serie. El director les dedica un plano corto y frontal, mirando a cámara, a modo de retrato. Este recurso recuerda a las entrevistas de Cuando Harry encontró a Sally (1989) que terminan con la pareja protagonista hablando a cámara.
Este juego estructural remite a una de las referencias principales de las guionistas. La novela de Sally Rooney y serie irlandesa Normal People. Aunque el tono y los personajes disten mucho de Los Años Nuevos, el uso de las elipsis, los encuentros y desencuentros entre los personajes y secundarios y el paso del tiempo como tema que unifica todo, es muy similar. Al mismo tiempo, remite de nuevo a la trilogía de Linklater. Before (1995, 2004 y 2013) genera un diálogo entre tres décadas, tres días en la vida de una pareja, al puro estilo literario de Eric Rohmer. Largas caminatas y conversaciones sobre la vida, el amor, las rupturas, la añoranza, la familia, las culpas, el sexo, el deseo…
La serie de Sorogoyen trae todos estos elementos a un terreno más costumbrista. Lejos de diálogos tan literarios, como puedan ser los de Linklater. Y lejos de un estilo visual tan estilizado como el de Normal People. Los Años Nuevos se mueve entre el realismo más reconocible y la pasión más ferviente. Así como Stockholm se partía en dos, esta serie también puede desdoblarse entre los capítulos 5 y 6. Si la primera mitad habla sobre el amor (desde su nacimiento en el capítulo 1 hasta su muerte en el capítulo 5), la segunda mitad habla sobre la vida.
Esta primera mitad, dirigida por Sorogoyen (capítulos 1 y 5) y Sandra Romero (capítulos 2, 3 y 4), muestra a la pareja tanto en la intimidad de su hogar y relación (capítulo 3, cuando un día de año nuevo todo les sale mal) como en compañía (capítulo 4, cuando juntan a las familias de ambos en una cena). Es especialmente interesante el cuarto capítulo, en el que se utilizan esas conversaciones familiares para analizar a ambos sujetos desde su educación. Mientras que el estilo de Sorogoyen se reconoce en planos de larga duración, importancia del espacio y un ritmo ligeramente más pausado, el de Sandra Romero es más discreto. Ella opta por un ritmo de montaje algo más dinámico, planos más cercanos y menos movimiento. No hay más que comparar la dirección del capítulo 3 con la del 5, probablemente el mejor dirigido de toda la serie.
Y a pesar de ser el mejor dirigido, es el capítulo que más se diferencia del resto en cuanto a la estética. Parece tratarse de un capítulo al margen, en el que el estilo de su director domina sobre el resto, quitándole cierta identidad a la serie en su conjunto. Lo recupera en su última escena, un plano fijo de larga duración en la parte trasera de un taxi. Es de los mejores momentos en todo 2024.
La segunda mitad, dirigida por David Martín de los Santos (capítulos 6, 8 y 9) y Sorogoyen (capítulos 7 y 10), se encamina hacia derroteros más dramáticos. Al mismo tiempo, los momentos cómicos funcionan mejor que en la primera parte. Los capítulos 6 y 7 muestran a Oscar y Ana por separado, después de su ruptura y distanciamiento por la Pandemia del Covid. Sus historias independientes se detienen momentáneamente por la irrupción de una secuencia de fantasía. En el sexto capítulo, Óscar se imagina en compañía de Ana al llegar a casa por la noche. En el séptimo, Ana se imagina en compañía de Oscar en un momento de estrés. Finalmente se reencuentran en el octavo capítulo, pero la conversación se ve frustrada por el contenido de la misma, volviéndose a separar.
Al mismo tiempo, la serie expande sus temas mediante los personajes secundarios (maravillosamente escritos). Se habla de la adicción de Guille y su periodo de rehabilitación en los capítulos 8 y 9. Regresan personajes de la primera parte, como Eva, la ahora ex novia de Óscar, que actúa como su mejor amiga (después de que terminaran en malos términos). Se habla del duelo tras la muerte del padre de Ana, tema que se arrastra desde el capítulo 6 hasta el 10. Aquí se aprecia mucho el tono de dramedia que aporta David Martín de los Santos, desenvolviéndose a la hora de narrar todos estos conflictos, con el mismo estilo visual que los demás.
Pero la serie vuelve a centrarse en la relación entre Óscar y Ana una vez se reconcilian. La serie culmina en el capítulo 10, de puesta en escena teatral (una habitación de hotel) y rodado en un plano secuencia de 40 minutos, beneficiándose de espejos y constantes reencuadres. Este capítulo es el más exigente con el espectador, ya que el contexto es el más críptico de todos. Quizá se deba al poco tiempo de desarrollo que tuvo el guion. Quizá sea una decisión consciente, haciendo que este momento de tensión venga acompañado de un pasado convulso y confuso para todos. Sorogoyen rompe el plano secuencia al final del capítulo, haciendo un paralelismo con el capítulo inicial, que finalizaba con dos planos de ellos dándose un abrazo. El final de la serie los vuelve a juntar, en un intento mutuo por volver a estar juntos.
Se trata del capítulo más apresurado por un recurso forzado: las notas de voz. Se introducen al final del capítulo 9, cuando Oscar graba una delante de Ana que posteriormente es utilizada en el décimo capítulo. Ana las escucha como un podcast, revelando así la cercanía que se tienen antes de descubrir que han pasado juntos varios días en una habitación de hotel. El uso forzado y redundante de este audio sucede al final, cuando las acciones de Óscar son suficientemente reveladoras como para además subrayarlo con el contenido de la nota de voz del capítulo 9.
Aún con detalles de ese estilo, la serie se eleva con sus interpretaciones. Tanto Francesco como Iria se dejan la piel en estos personajes en un gran compromiso actoral. Los dos han aportado mucho a sus personajes desde lo personal, lo que es un gran triunfo. Francesco dota a su personaje Óscar de toques de comedia, además de cierta inseguridad y sensibilidad propias. Iria le da capas de dureza y tristeza al suyo, gracias en parte a su expresivo rostro. Una decisión de casting soberbia. Los Años Nuevos hace especial énfasis en la intimidad de la pareja, aspecto en el que también se han volcado los dos intérpretes.
En definitiva, una serie de TV muy interesante y relevante en el panorama serial español de este 2024, con dos interpretaciones para el recuerdo.
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