Crítica de «Inside Out 2» de Kelsey Mann
Se ha estrenado en todo el mundo la nueva película de Pixar, Inside Out 2, dirigida por Kelsey Mann. Aquí os dejo mi crítica.
Inside out (2015), dirigida por Pete Docter, es una de las mejores películas de los estudios Pixar. Durante un tiempo pensé que era la mejor de todas, pero la cantidad de títulos de renombre de la compañía me hace replanteármelo. Me refiero a películas como Wall-E (2009), Ratatouille (2007), Los Increíbles (2004) o Soul (2020). Películas familiares, no únicamente dirigidas a un público infantil, que desarrollan premisas de fantasía, aventuras o ciencia ficción realmente originales. El clásico «¿qué pasaría si…?» se ha convertido en una seña de autoría de la compañía, contando con la animación en 3D más puntera de EEUU.
Pete Docter es un director veterano en Pixar. Aunque su filmografía sea escasa, ha firmado algunos de los mejores títulos: Monsters S.A. (2001), Up (2009), Inside Out (2015) y Soul (2020). Seguramente sean las películas más adultas de la factoría. Docter dirige pensando tanto en los más jóvenes como en los más adultos, con cierta sensibilidad en su puesta en escena. Soul o Up son ejemplos claros de esto. Inside Out es un caso especial. Mientras que muchas películas de Pixar desarrollan una metáfora a lo largo de su historia, Inside Out es la propia metáfora. Los personajes principales representan las emociones concretas de una niña que pasa por una situación sentimentalmente compleja. Desarrolla, adaptado a todos los públicos, preguntas complejas acerca del funcionamiento de la mente humana. Y es genial.
Inside Out 2 no llega con un gran recibimiento. Las secuelas en Pixar, con excepciones, no han dado grandes resultados. Pero aquí estamos frente a una gran excepción. La secuela se ambienta años después de los eventos de la primera, cuando Riley es una adolescente. Su entrada en la pubertad provoca una desestructuración en su cabeza, lo que trae consigo nuevas emociones. Envidia, Ennui (aburrimiento), Vergüenza y, la más importante de todas, Ansiedad. Este grupo, encabezado por la última, trata de cambiar por completo a Riley mientras la chica se enfrenta de nuevo a una situación nueva. Es el deber del resto de emociones, encabezadas por Alegría, de arreglarlo antes de que sea demasiado tarde.
De primeras, se echa de menos a Pete Docter en la dirección. La animación está actualizada a las tendencias coloridas y detalladas, pero se ha perdido la diferenciación visual entre el espacio terrenal (colores apagados, sobrios) y el mental (colores vivos). Tampoco hay rastro de la sensibilidad de su director en los momentos de mayor pausa o fuerza dramática. La «cámara» apenas varía su registro, siendo algo monótona en ese sentido. Pero no tener el mismo valor no significa no tener valor alguno. La dirección es realmente dinámica desde el minuto 0, aunque eso no lo es todo…
El mayor problema que tiene Inside Out 2 es que repite la misma estructura de su predecesora. Esto trae consigo dos problemas. Primero, cierta rigidez en la narrativa. Y segundo, una falta considerable de sorpresas y/u originalidad. También es una película demasiado preocupada por su ritmo. Puede que porque las tendencias narrativas en el cine de animación para todos los públicos estén demasiado sujetas a los estándares de TikTok. Todo debe ser inmediato, veloz, increíblemente dinámico. Las pausas son aburridas, intrascendentes, una invitación a la desconexión. Así, Inside Out 2 está demasiado acelerada, tratando de abarcar mucho en poco tiempo. Y, aunque salga relativamente bien parada, le resta valor a su conjunto.
Pero, como ya he dicho, no todo es negativo, ni muchísimo menos. Estamos ante una buena secuela. Tal y como hizo su predecesora, Inside Out 2 es igual de capaz de representar emociones complejas de manera sencilla, que no simple. Ansiedad juega un papel antagonista, liderando el grupo de nuevas emociones y, sin quererlo, dirigiéndolo todo hacia la catástrofe. Es un personaje bien escrito, entrañable, reconocible. También merece la pena reivindicar a Vergüenza, que destaca por la ausencia de diálogos y su presencia en pantalla. La escritura del grupo original es continuista. Se crean nuevos conflictos, y están bien dialogados, pero la conclusión termina siendo la misma. Como en todas las películas de Toy Story, la protagonista aprende que lo estaba haciendo todo mal.
Una mejora considerable con respecto a la primera Inside Out es el personaje de Riley. Aquí hay un mayor énfasis en ella como personaje, no tanto como herramienta para hacer avanzar la historia. Pasamos más tiempo con ella, así que el trabajo es mayor. También el ámbito interpretativo, está mucho más logrado. Aunque, en ese aspecto, no se puede comparar a sus emociones. Se echa de menos a Bill Harder como Miedo, eso sí.
En definitiva, digna secuela. Sin el poderío de su predecesora, pero igual de efectiva y divertida. Merecerá la pena regresar a este universo en una tercera entrega, en otra etapa de su protagonista.
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