Crítica de «Dune: Parte Dos» de Denis Villeneuve
Se ha estrenado este 1 de marzo de 2023 la esperadísima y destacada secuela de Dune: Parte Uno (2021), que adapta la segunda mitad de la novela de Frank Herbert. Dune: Parte Dos (2023) de Denis Villeneuve es la conclusión a esta apasionante historia dirigida al gran público. Aquí mi crítica.
La labor de adaptar la primera novela de esta gigantesca saga de ciencia ficción es una tarea que muchos calificaron como imposible. La fallida producción de Jodorowsky y el fracaso de taquilla de Lynch así lo demuestran. No fue hasta que Denis Villeneuve, quien se abrió en paso en el terreno de la ciencia ficción con Arrival (2016) y Blade Runner 2049 (2017), propuso adaptarla que el proyecto empezó a parecer viable. Y es que el enfoque de Villeneuve iba dirigido a un público mainstream, pero manteniendo el alma de la novela.
Si uno ve Dune como la unión de la Parte Uno (2021) y la Parte Dos (2023) se va a topar con muchas diferencias a nivel formal, pero la principal es esta: Villeneuve pasa de la contemplación y fascinación por el mundo de Frank Herbert a darlo por hecho. Me explico…
Si antes mostraba el funcionamiento de «La Voz» con un juego de montaje que desafiaba la continuidad, ahora cada uso de este poder viene únicamente acompañado de su respectivo tratamiento sonoro. Si antes se detenía a observar el paisaje, creando misticismo a su alrededor, ahora los personajes habitan en él y «normalizan» el entorno. El ritmo se acelera. La planificación se vuelve más libre, menos estilizada y hermética, con más presencia de cámara en mano y no los característicos movimientos suaves de su director. La cadencia de montaje se vuelve más ligera, haciendo que todo se sienta más veloz (incluso atropellado en algún segmento). Se aleja del tono sobrio de la primera parte para introducir elementos cómicos, además de muchísima más acción.
Merece la pena profundizar en las secuencias de acción. No es ninguna sorpresa dar con unos set-pieces tan bien hechos en una película de Villeneuve. Desde Sicario (2015), con esa formidable secuencia en la frontera estadounidense, la acción es terreno seguro. O eso pensaba yo hasta que vi Dune: Parte Uno, donde este tipo de secuencias eran las menos memorables de toda la película. Esto se debía, principalmente, a la falta de personalidad en las imágenes. Ese plano de seguimiento de Paul peleando en una hipotética batalla, bañado en CGI, es muy pobre en comparación al resto de la cinta.
En cambio, Dune: Parte Dos mejora esto con creces. Cada set-piece es memorable por varios elementos. Ya sea por la atmósfera y la luz (el inicio en Arrakis o la pelea de gladiadores). Su calculadísima y divertida planificación (el asedio a los recolectores de especias. O la gigantesca escala de sus imágenes (Paul y los gusanos de arena o la batalla final). Mi experiencia en IMAX hizo difícil apreciar el trabajo sonoro, menos llamativo (en este primer visionado) que en la Parte Uno, así que es lo que más espero revisar en el futuro.
Dune: Parte Dos es, en definitiva, una película mucho más ligera que su predecesora. Y no nos equivoquemos, la primera ya era relativamente ligera. A pesar de ser más pausada, Villeneuve no hace slow cinema. Sigue estando dirigida al público mainstream, todavía más que Blade Runner 2049. El director toma este distanciamiento para enfocarse en la épica y el aspecto más sentimental de esa historia, y es una decisión muy consciente. El problema que yo, personalmente, le encuentro es que se han perdido por el camino muchos de los gestos cinematográficos que le definen como autor.
Que no se me malinterprete, no estoy diciendo que sea una película impersonal. Su estilo se ha vuelto menos visible que en el resto de su filmografía, repito, por esa desatada planificación. De hecho, hay aspectos que ha mejorado con respecto a la Parte 1. Un ejemplo es el uso de la música. Mientras que en la película de 2021, era excesivo, aquí está mejor distribuida con varios momentos de silencio. Así, la banda sonora de Hans Zimmer tiene mucho más impacto. Pero pienso que Villeneuve está demasiado influido por los productores de Warner (un caso parecido a Robert Eggers con The Northman), o que no ha contado con tiempo suficiente para desarrollar esta segunda parte con el mismo empeño que la primera, pero es solo una suposición mía.
Para finalizar, da la impresión de que Villeneuve está muy enfocado en la tercera parte de esta trilogía: El Mesías de Dune, adaptación de la segunda novela de la saga. Una historia más parecida al tono y ritmo de la Parte Uno, aunque mucho más ambiciosa. Alguien como yo, que ha disfrutado tanto de esta adaptación, no puede esperar a ver la conclusión a la historia de Paul Atreides.
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