Llevaba mucho tiempo detrás de El Dinero (1983) de Robert Bresson. Desde que me inicié en su filmografía con Pickpocket (1959) a propósito de las referencias del cine de Paul Schrader, he ido comprendiendo y apreciando el valor estético e histórico de su cine. Aquí os dejo mi crítica
Películas como Au Hasard Balthazar (1966) y Mouchette (1967) me convencieron del talento de Bresson para el retrato más crudo del mundo rural, sin perder de vista Un condenado a muerte se ha escapado.
La frialdad de sus interpretaciones, el lirismo costumbrista de carácter pictórico que muestra (recordemos que él parte de esa disciplina artística) y su visión del mundo pesimista dejan escaso margen para la inocencia o la humanidad.
Es por todo ello por lo que El Dinero, su última película, me interesaba tanto.
¿Qué mejor que esta historia para profundizar en lo formal? Un manojo de billetes falsos arrastra a la ruina a varios personajes movidos por la codicia.
El estilo de Bresson, tan calculador y deshumanizado siempre, le viene como anillo al dedo a esta historia de resultados fatales para sus protagonistas.
Durante su primera mitad, los planos de corta duración, sus elipsis y las interpretaciones desprovistas de cualquier atisbo de humanidad dejan claro cuáles son las reglas en las que se mueve Bresson.
Al llegar su segunda mitad, la película dispara todo su potencial hasta un glorioso, violento y amargo desenlace digno de aplauso.
Hasta aquí mi crítica. Ya me diréis si estáis de acuerdo conmigo.
Como siempre, a continuación os dejo el tráiler de la película:
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