Crítica de «Inmaculada» de Michael Mohan
Este 1 de mayo se estrena en España Inmaculada, la película de terror psicológico de Michael Mohan. Aquí os dejo mi crítica.
Por un lado, tenemos a Michael Mohan, director estadounidense, quien escribió y dirigió en 2021 la película The Voyeurs, un thriller erótico que tomó como principal referencia a La Ventana Indiscreta (1954) de Alfred Hitchcock. La película aspiraba a mucho, pero el resultado fue realmente desastroso debido a su pésimo trabajo de guion y a la falta de personalidad de la dirección.
Por otro lado tenemos a Sydney Sweeney, actriz estadounidense de 26 años que fue rondando proyectos como El Cuento de la Criada (2018) o Érase una Vez en Hollywood (2019) hasta obtener cierta fama en la serie Euphoria (2019). Desde entonces, su carrera como actriz no para de crecer, mezclado proyectos inanes como Madame Web (2024), comedias románticas como Anyone but You (2023) y películas pequeñas como Reality (2023).
El dúo Mohan – Sweeney debutó con The Voyeurs y ahora regresa con Inmaculada, donde la actriz debuta además como productora.
La película se ambienta en un lugar remoto de la campiña italiana, a donde llega Cecilia (Sweeney), una devota estadounidense. La cercana bienvenida que recibe por parte del Padre Sal Tedeschi (Álvaro Morte) a su llegada a un ilustre convento, se transforma rápidamente en el horror cuando descubre que su nuevo hogar esconde un horrible secreto.
Igual que en su anterior película, Mohan se nutre de múltiples referencias para construir su guion. Las comparaciones con Suspiria (1977) de Dario Argento son más que justificadas, cambiando bailarinas por monjas. Pero la aspiración del autor es asemejarse a los títulos de Serie B y Películas de explotación de los años 60 y 70. De esta manera, da con una historia que tiene potencial, aunque con un desarrollo muy poco original. Sus temas están enterrados bajo toneladas de tendencias contemporáneas del cine de terror. «Jumpscares», sueños tenebrosos, conspiraciones y un poco de gore festivo. Al final sobrevive un mensaje pro-aborto, pero ¿a qué precio?
Visual y narrativamente, todo intento de remedar a una película de Serie B se desvanece. Su aspecto digital, su fotografía plana e inexpresiva, su paleta de colores apagada y gris, la puesta en escena conservadora y mediocre… nada termina elevando la película. Se siente como un deja vu después de THE FIRST OMEN (2024), con la que comparte muchos elementos desde el guion. La película tampoco me convenció, pero en comparación a la que nos ocupa, me parece ligeramente superior.
Después de revisar este filme, es difícil ver qué vio Sydney Sweeney en el guion que le interesase tanto. Es extraño e inusual que esta colección de tópicos despierte tal devoción por un proyecto. Arrastré la duda hasta la última escena, donde me topé con algo de interés. Tras el climax, Cecilia experimenta un intenso dolor en un primerísimo y sangriento primer plano. Posteriormente, hay un poderoso fuera de campo. Un elemento interesante a nivel formal (únicamente lo escuchamos) y a nivel discursivo (previamente mencionado). Cecilia realiza una última acción, descargando toda la violencia contra ese elemento y finalizando así la película.
Es un buen momento y, aunque no salve a la película, sí quedará en el recuerdo.
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