Crítica de «Anatomía de una Caída» de Justine Triet
El Festival de Cannes de 2023 albergó estrenos sumamente interesantes como La Zona de Interés, Fallen Leaves o La Quimera, pero la ganadora de la Palma de Oro fue la nueva película de Justine Triet, Anatomía de una Caída. ¿Acierto? A continuación os dejo mi crítica.
El estilo de Triet en su última película dista mucho de su anterior título, El reflejo de Sibyl (2019). Es difícil encontrar similitudes entre ambas películas, más allá de la presencia femenina protagonista y el encorsetamiento propio del cine europeo festivalero. En el caso de Sibyl, era el dispositivo quien mandaba sobre toda la narración. Jugaba con la estructura, descomponiendo la historia de manera precisa y muy creativa. En cambio, Anatomía de una Caída es mucho más clasicista en su forma.
Tratándose de una película de juicios, no es de extrañar que Triet haya optado por un lenguaje más clásico. Su película comparte título con el clásico de Otto Preminger «Anatomía de un Asesinato«, con la que comparte una mirada profundamente socrática. Pero mientras que el clásico de 1959 reivindicaba a ultranza lo procedimental como única garantía de justicia, Anatomía de una Caída confía más en lo subjetivo, en la ética y en la verdad.
Anatomía de una Caída abre relatando un trágico acontecimiento de manera deliberadamente evasiva. Sandra (Sandra Hüller), una escritora alemana, y su hijo ciego, Daniel, descubren el cadáver de su marido después de que este haya caído desde el último piso de su casa. Previamente, se nos mostró una extraña dinámica familiar liderada por la pasivo-agresividad. Posteriormente, la cámara hace un recorrido por los lugares claves del accidente. Así, la duda queda sembrada con total ambigüedad.
El guion de Justine Triet y Arthur Harari no se desarrolla como un thriller sino como un drama. La investigación policial no tiene los códigos del cine noir, sino que está tratado con sorprendente delicadeza. Los personajes involucrados tratan la situación con serenidad y profesionalidad. A pesar de ser constantemente puestos a prueba, el guion elude caminos obvios en situaciones de gran potencial melodramático. Cuando llegamos al juicio que determinará si Sandra es o no responsable de la muerte de su marido, cada revelación golpea con contundencia. Se desentierran mentiras y secretos, se explora la conflictiva relación entre Sandra y su marido, pero nunca se termina de clarificar lo ocurrido.
Toda la película gira en torno al conocimiento y al estatuto de la verdad. Cómo el ansia por conocer los hechos crea nuevos puntos de vista, genera ideologías y nuevas maneras de entender la realidad. A pesar de que, como espectadores, tengamos una fe ciega en que Sandra es inocente, también somos puestos a prueba. La película mantiene la tensión sin trampas, siendo muy rigurosa en el manejo del punto de vista y enriqueciendo el subtexto de cada minúscula acción. Es aquí, en el lenguaje no verbal, donde encontramos mucha verdad. Sandra Hüller ofrece una gran interpretación, pero es su hijo (Milo Machado-Graner) quien más me ha sorprendido.
Triet hace de cada imagen una sospecha, un engaño potencial. En una exhaustiva búsqueda por la verdad, no es de extrañar que la película recurra a formas propias del cine documental. La película se mantiene aferrada a la ficción en todo momento, pero un movimiento de cámara impredecible, un cambio de focal o el uso de imágenes de archivo amplía las posibilidades narrativas de su dispositivo. Se trata de un lenguaje propio, fuera de cualquier convención estética, temática o incluso moral. En ocasiones, difícil de leer, pero siempre ejecutado con precisión.
Anatomía de una Caída tiene uno de los mejores guiones de 2023. Aunque no profundice tanto en el proceso como me gustaría, está brillantemente desarrollado y estructurado. Es el dispositivo lo que más dudas me generó al terminar la película, pero conforme pasa el tiempo, cobra mayor sentido.
Sin duda, una merecida Palma de Oro.
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