Crítica de «Late Night With The Devil» de Cameron y Colin Cairnes
Soy de la opinión de que el «Metraje Encontrado» o «Found Footage» es un formato excesivamente explotado, pero ésta es una excepción, un verdadero soplo de aire fresco. A continuación mi crítica de la película Late Night With The Devil o El último Late Night en su versión en español (2023) de Cameron y Colin Cairnes.
El proyecto de la bruja de Blair (1999) popularizó y sentó las bases de cómo debía funcionar el formato en el género del terror. A raíz de su estreno, vino una ola de películas «found footage» que a día de hoy seguimos consumiendo.
Títulos como Cloverfield (2008), REC (2006) o Paranormal Activity (2007) supieron adaptar el formato a una dirección diferente, pero perdiéndose en las bases. Por un lado, el dispositivo detrás de cada una de ellas es cuanto menos cuestionable. Quiere ser realista, pero resulta completamente inverosímil por unas razones u otras. Por otro, esta manera de entender el formato limita todas sus posibilidades estéticas y narrativas.
Es raro dar con un «found footage» que se aleje de convencionalismos y apueste por una narrativa no lineal, cambios de formato o una estética diferente al video casero. Y creo que no soy el único al decir que hemos visto suficiente.
Por eso, Late Night With The Devil es una propuesta estimulante. Sitúa la acción en los años 70, en un programa de televisión en vivo. «Night Owls» es un programa nocturno presentado por Jack Delroy (David Dastmalchian) y es el preferido para los torturados por el insomnio en Estados Unidos.
El prólogo te muestra en un divertido montaje el ascenso y caída de este programa y su presentador, venido a menos tras la trágica muerte de su esposa. Un letrero informa al espectador de que lo que verá a continuación es el último programa de «Night Owls» que se realizó.
El dispositivo de los hermanos Cairnes rompe por completo las reglas del «found footage«. La imagen del programa, realizada sobre el plató de televisión, tiene la textura, relación de aspecto y dirección artística propias de un programa «late night» de los 70 aunque se permite licencias cinematográficas que nunca se encontrarían en un programa como este. Hablo de la atención que presta el montaje a las interpretaciones, la cadencia y el tempo interno del diálogo.
Pero cuando el programa realiza una pausa publicitaria (introducidas con ingenio para estructurar el relato), una cámara no identificada vaga entre bastidores. Muestra en blanco y negro, con una imagen más abierta, lo que sucede en esos escasos minutos en que el programa no está al aire. Se puede criticar esta decisión, pero yo la encuentro narrativamente justificada.
A medida que el programa avanza, el terror va tomando forma de maneras inesperadas. De nuevo, escapa de convencionalismos al hacer que los momentos más horrorosos del programa aparezcan de manera espontanea, así que la sorpresa está más que garantizada.
Sí, es cierto que los temas principales (ocultismo, satanismo y posesiones demoniacas) están mejor planteados que desarrollados. Noto flaquezas en su discurso y una falta de cohesión con el propio formato televisivo. Creo que es un mundo muy rico e interesante que podría haber dado mucho más de sí.
Sorprendentemente, el terror gráfico se aleja de esto. Hay momentos de «body horror«, cercanos al cine de David Cronenberg (en su etapa de los 80), y otros más próximos a las sectas secretas de La Semilla del Diablo (1968).
Hay muchísimo valor en Late Night With The Devil de Cameron y Colin Cairnes, tanto formal como textual, pero merece la pena reivindicar a su protagonista. David Dastmalchian es una cara conocida. Le hemos visto siempre en papeles secundarios en grandes películas, desde El Caballero Oscuro (2008) de Nolan hasta Dune (2021) de Villeneuve. Es un actor con un físico poco común, que comunica mucho a través de la mirada. Aquí está formidable.
La película se pudo ver en el Festival de Sitges de 2023, en Selección Oficial y ganó Mejor Guion. Esperemos que tenga distribución en España.
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