La filmografía de Víctor Erice
Víctor Erice merece ser considerado como uno de los directores de cine españoles más importantes de la historia, al nivel de Luis Buñuel, Carlos Saura o Luis García Berlanga. La filmografía de Víctor Erice está compuesta íntegramente por obras maestras, aunque solo conste de 3 largometrajes, varios cortos y colaboraciones en películas colectivas.
Después de 30 años sin estrenar un largometraje, este 2023 hará los honores a «Cerrar los ojos«, su última película. Qué menos que hacer un repaso por su filmografía y encontrar puntos de común entre sus anteriores trabajos.
Primera película de Víctor Erice: El Espíritu de la Colmena
Aunque su primera película consista en un fragmento de «Los Desafíos» (1969), junto a Claudio Guerín y José Luis Egea, su debut en solitario fue una de las películas cumbre de la historia del cine español: «El espíritu de la colmena» (1973).
En «El espíritu de la colmena» , Erice muestra algunos de los temas más frecuentes de su cine.
Primero, su devoción por el propio cine. El inicio de la cinta es por todos conocido. Los habitantes de El Hoyuelo, un pequeño pueblo rural, asisten a la proyección de «Frankenstein» (1941). Erice registra las auténticas reacciones de los niños, en especial la de la niña protagonista Ana Torrent. Más tarde, su personaje discute con su hermana acerca del monstruo y su hermana le explica que no es real: en el cine, todo es un truco.
Todo «El espíritu de la colmena» es un truco. Ana se obsesiona con la existencia de un espíritu que resulta ser un soldado republicano. Cuando descubre el cuerpo de su hermana tendido en el suelo, Ana piensa que ha muerto, pero no es más que una broma de ésta.
En segundo lugar, la película es una fábula de posguerra, acerca de las heridas de una sociedad lastimada. Así lo refleja Víctor Erice con los paisajes, vacíos y muertos. Con la propia colmena, que como dice el personaje de Fernando Fernán Gómez, «ordenada, organizada, pero desprovista de toda imaginación.» Incluso la relación entre las dos hermanas puede ser analizada desde un punto de vista político.
Un tercer punto a destacar de entre sus intereses es la pintura. Así lo demuestran él y su director de fotografía, Luis Cuadrado, en el tratamiento de la imagen y el color en «El espíritu de la colmena».
Influenciado por las tendencias europeas y el uso del claroscuro de Caravaggio, Cuadrado separa lumínicamente los interiores de los exteriores de manera radical. Mientras que la luz natural quema los cielos, da un aspecto sucio y austero, más «crudo», los interiores están bañados en una luz dorada mucho más contrastada, llena de sombras, contraluces y formas sugerentes. Esto otorga a la película una atmósfera irreal, fabulesca.
Segunda película de Víctor Erice. El Sur
«El Sur» (1983) es la continuación natural de la trayectoria iniciada por Erice con su primera película.
Vuelve a ambientar su historia en una pequeña localidad rural, en este caso ubicada en el norte de España. De nuevo, el punto de vista es el de una niña, Estrella, quien pasa toda su infancia fascinada, y al mismo tiempo intrigada, por la figura de su padre, Agustín, un reservado médico y zahorí. Aquí, el misterio, el «truco», reside en este fascinante personaje.
A los ojos de Estrella, una mirada puramente subjetiva, Agustín es el padre perfecto, pero bajo la mirada del resto de personajes (y la del espectador) es un marido, hijo y profesional cuanto menos cuestionable. A lo largo de la película Estrella, al tiempo que el espectador, va descubriendo quién es realmente la persona a la que tanto admira.
Erice vuelve a recurrir a elementos de «El espíritu de la colmena» en «El sur», aunque en menor medida. Un primer ejemplo sería el cine. Una de las escenas más importantes de la película tiene lugar en la salida del cine, después de que Agustín vea una película protagonizada por quien años atrás fue su amante.
La política no está tan presente en este caso, aunque se habla del desacuerdo ideológico entre Agustín y su padre. De igual manera, La muerte no tiene tanta trascendencia aunque la historia está estructurada entorno al suicidio de Agustín.
En cambio, «El Sur» recoge otras inquietudes de Erice. La historia que rodea a la familia de «El espíritu de la colmena», mostrada al espectador por medio de viejas fotografías, es en «El Sur» el leitmotiv principal. Su mirada melancólica hacia el pasado y completamente incierta hacia el futuro hacen de «El Sur» una película tan bella como triste.
El aspecto pictórico de «El espíritu de la colmena» se potencia también en la segunda película de Erice. José Luis Alcaine, director de fotografía, y Víctor Erice crearon en «El Sur» un dispositivo fotográfico heredado también de la pintura, de una elegancia y virtuosismo pasmosos.
Estrella es presentada en su cama, con una luz fría y fantasmagórica iluminando lentamente su habitación. Cuando se reincorpora y descubre el medallón de su padre debajo de la almohada, una luz cálida (se interpreta que es el sol de la mañana) baña su rostro. Pero el juego de luces más interesante acompaña a Agustín. Mi momento favorito es su aparición en la comunión de Estrella, donde su figura emerge de las sombras como si se tratase de una aparición. Estos son solo dos ejemplos, pero toda la película es una auténtica masterclass de fotografía.
Tercera película de Víctor Erice. El Sol del Membrillo
Es tal la devoción de Erice por la pintura que su tercer largometraje fue el retrato documental de un pintor y su obra. «El sol del membrillo» (1992) es considerada por muchos una obra menor del director. Por eso merece la pena reivindicarla hoy en día, ya que se trata de un espléndido documental y una obra tan recomendable como cualquiera de sus otros dos largometrajes.
«El sol del membrillo» contempla el proceso creativo de Antonio López, célebre pintor español, durante la pintura de un membrillero de su jardín.
Cineasta y artista comparten un mismo objetivo: registrar un proceso que depende completamente de la naturaleza, lo cual es extremadamente difícil. Antonio quiere plasmar en el cuadro cómo la luz incide en el membrillo en un momento muy concreto del día, para lo cual requiere de muy poco tiempo. Erice quiere filmar este proceso durante meses de la manera más fidedigna posible. Atiende a las miradas, los gestos, las perspectivas, las dudas y los tiempos muertos de manera muy precisa, dejando espacio a la cotidianidad de la vida de su personaje principal. Así, la película se impone dos propósitos imposibles. Dominar la naturaleza y el tiempo cinematográfico.
El alma documental que ya asomaba en «El espíritu de la colmena», más la particular mirada lírica sobre la vida y el arte que Erice ha ido adquiriendo a lo largo de su carrera como cineasta, confluyen en esta obra maestra.
«El sol del membrillo» es sorprendentemente redonda, a pesar de su aparente sencillez. Así lo demuestra Erice, a su manera, con una de las últimas imágenes de la cinta: una vieja cámara rueda al membrillero, iluminado artificialmente, en el silencio de la noche.
La filmografía de Erice se completa con su última película Cerrar los Ojos
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