Crítica de «Aftersun» de Charlotte Wells
Pasado y presente en 360º
Definir Aftersun (Charlotte Welles, Reino Unido, 2022) es una tarea compleja. Las imágenes del pasado se mezclan con sonidos del presente (y viceversa) en el relato del último verano que compartieron padre e hija. Los recuerdos brotan en pantalla sin orden cronológico, invitando al espectador a reconstruir la historia en una suerte de puzzle, para su posterior análisis y comprensión. A continuación os dejo con mi crítica de Aftersun de Charlotte Wells.
Esta crítica contiene SPOILERS del final de la película.
Además de todo lo anterior, la película es una carta de amor de la directora a su padre y un retrato sobre la paternidad, la madurez y el descubrimiento.
A pesar de que todo esto es cierto, su definición no termina de hacer justicia al dispositivo de Welles. Aftersun mezcla 3 formas narrativas, separadas espacial y temporalmente, pero que conversan entre sí. El plano final esclarece este juego narrativo, la estructura global de la cinta y el desenlace de la historia.
El citado plano sucede así…
Se trata de una panorámica que se compone de tres fases. Comienza con una vista fija sobre la televisión, que reproduce la despedida entre padre e hija, al final de sus vacaciones. Está rodada por el padre con una cámara de video doméstica, lo que la diferencia del estilo visual del resto de la cinta. El punto de vista es el del personaje de la hija adulta, que revisa los videos de ese verano.
Esto, que es algo que hemos visto a lo largo de la película por medio de reflejos en la televisión, nos confirma que la vida adulta es el presente y todo lo demás forma parte del pasado.
La grabación se pausa y la cámara comienza a panear a la derecha, revelando el salón de la protagonista y a ella mirando los videos. La escena permanece en silencio, con la lejana risa de un bebé, mientras que la cámara no cesa en su recorrido. Empieza a sonar la música.
Por medio de un corte invisible, el paneo continúa y llegamos a la tercera fase; la cámara termina su recorrido con el contraplano del padre terminando la grabación tras la despedida y dirigiéndose al “más allá”. La risa del bebé permanece, mezclando así pasado y presente sin cortes.
Con esto, Welles cierra su película dejando marchar el recuerdo del padre y apuntando al futuro de la protagonista como madre.
A continuación os dejo la última escena completa con el guion de la misma. Espero que la disfrutéis
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