Crítica de la Serie de TV «The Bear» Temporada 2
Lo primero es reconocerlo: no me encantó la primera temporada de The Bear. La serie fue aclamada por público y crítica, recibió varios premios y nominaciones y a día de hoy sigue siendo una serie de TV relevante. Yo la vi meses después de que todos la nombrasen «La mejor serie de 2022». Aquí os dejo con mi crítica de la serie de TV The Bear, temporada 2
Sus primeros capítulos de The Bear, T1 se me hicieron cuesta arriba por el ritmo taquicárdico, los diálogos interrumpidos y la contagiosa ansiedad de sus personajes… pero precisamente ésa es su propuesta.
El inicio exige al espectador una prueba de resistencia como si fuese tu primer día delante de los fogones. A medida que avanza, los personajes importan cada vez más. La estética y su narrativa se asientan. Llegados al 1×07 es imposible no estar dentro de la serie, acompañando a esa cocina de descerebrados en un impoluto plano secuencia de puro caos y estrés. El último capítulo cerró con broche de oro demostrando que todo puede calmarse, que hay futuro detrás de tantos gritos e insultos y que la serie puede dar para mucho más.
La segunda temporada tiene un inicio mucho más gentil. Empieza en silencio, con un personaje acompañando a su enferma madre en la madrugada. La perspectiva del negocio ahora es positivista, a pesar de no tener suficiente dinero. Los personajes luchan por apartar las malas energías, por aprender, por mejorar.
El sufrimiento de la primera temporada ha sido sustituido por un estrés que mira hacia el futuro. Carmen y los suyos tienen la oportunidad de hacer el restaurante de sus sueños y todos y cada uno de los miembros del establecimiento van a hacer un esfuerzo titánico por sacarlo adelante, lo que era impensable en la primera temporada.
Richard hace prácticas en un restaurante de lujo y aprende a ser responsable y sacar las cosas adelante. Sydney está involucrada en todos los aspectos del negocio, poniéndose a prueba a sí misma. Marcus se marcha al extranjero para aprender sobre repostería. Y un larguísimo etc, hasta llegar a Carmen, quien inicia una relación sentimental con una vieja conocida, que parece acercarle a una estabilidad con la que hasta hacía poco sólo podía soñar.
Así, la segunda temporada de la serie The Bear se permite jugar con la estructura con mayor libertad. Los capítulos ya no son un «tour de force» que deja sin aliento al espectador, sino que distribuye con sabiduría cada una de sus tramas. La tensión sigue siendo palpable, pero el tono es mucho menos violento. La segunda temporada apuesta por la sensibilidad como su principal arma, así que los momentos íntimos y delicados no escasean.
Tampoco falta el espectacular manejo de cámara y montaje que tanto caracterizaba a la primera temporada, asfixiando a sus personajes como lo hacen los hermanos Safdie. Aquí se explota lo que podríamos llamar «la sinfonía de ciudad». El retrato urbanístico y gastronómico de Chicago. Siguen demostrando su dominio sobre la comida y el placer de la cocina. Su exquisito gusto por la música, acompañando casi todas las escenas con una «silenciosa» melodía que nunca subraya de más.
Quizá mi único problema esté en el 2×06, que ha sido el capítulo más aclamado de todos. Su imitación al cine de Cassavetes es cuanto menos cuestionable, pues se dedica a zarandear y violentar a los miembros de la familia protagonista sin un sentido claro. Su estética se vuelve «feísta», el ritmo más atropellado, los personajes forzados a situaciones malsanas y exageradas. Un capítulo (intencionalmente) desagradable que contrasta mucho con el resto de la temporada.
Aquí el tráiler, como siempre
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