Érase una vez en Anatolia (2011) es una película turca dirigida por Nuri Bilge Ceylan, que ganó el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes. Desde entonces, su fama se mueve en círculos muy pequeños, y es así como llegué a interesarme por ella. Aquí os dejo mi crítica.
Se trata de una cinta densa acerca de cómo un asesino y su cómplice guían a la policía por las estepas de Anatolia hacia el lugar donde enterraron a su víctima.
Su densidad no solo se debe a la historia principal y a la cantidad de temas que se extraen de la misma, sino que es también una película de larga duración, de un ritmo contemplativo y calmado. Su director no siente prisa por nada y desde la primera secuencia te invita a formar parte de su universo.
Érase una vez en Anatolia está cargada de planos largos, con un gran uso del montaje interno, que juegan con la repetición, la rutina y el tiempo real. Es además una película muy silenciosa, repleta de ambientes desérticos, vacíos, desoladores. El impacto emocional que produce en el espectador que haya estado metido en su juego es colosal.
Ésta ha sido mi crítica. Espero vuestros comentarios los que la hayáis visto. Los que no, a día de hoy lo podéis hacer en Filmin.
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