Crítica de «El Reino del Planeta de los Simios» de Wes Ball
Este 10 de mayo se ha estrenado en España El Reino del Planeta de los Simios (2024), la nueva película de la saga de ciencia ficción, dirigida por Wes Ball. Aquí os dejo mi crítica.
Recapitulando, la saga de El Planeta de los Simios, basada en la novela homónima de 1963 y que comenzó la película de Franklin J. Schaffner, siempre ha tratado sobre política. Los simios han ocupado el lugar de los humanos en la sociedad, heredando sus sistemas, conflictos y formas de pensamiento. Mientras, los humanos han ocupado su puesto en el reino animal. Así, la película reflexionaba sobre la condición del hombre, trazando paralelismos con nuestra historia.
Esta premisa derivó en la trilogía que inició El Origen del Planeta de los Simios (2011) de Rupert Wyatt. La película, un blockbuster de verano que se sumaba a la moda de las precuelas de clásicos, explicaba cómo un virus creado por la humanidad acababa con nuestra especie y daba la inteligencia necesaria a los simios para tomar nuestro relevo. La película, sin ser sobresaliente en sus formas, contenía varios aciertos. Su protagonista, César (Andy Serkis), es fascinante desde varios aspectos, pero especialmente a nivel conceptual. El mesías simio que libera a su especie y, aún teniendo motivos para ello, no ejerce más violencia de la necesaria para escapar de los humanos.
Esto continuó con mejores películas. El Amanecer del Planeta de los Simios (2014), ambientada en un futuro post-apocalíptico en el que se desarrolla un drama shakesperiano, a medio camino entre la tragedia romana y el cine de aventuras más puntero. Y La Guerra del Planeta de los Simios (2017), western de venganza con un poderoso mensaje político. Ambas películas, escritas y dirigidas por Matt Reeves, desarrollan cómo esta nueva sociedad de simios evoluciona heredando las tradiciones bélicas del mundo humano.
Así es como llegamos a El Reino del Planeta de los Simios (2024), ambientada muchas generaciones después de la muerte de César. En esta era, los simios son la especie dominante del Planeta Tierra. Mientras, los humanos viven como salvajes o en la sombra. El protagonismo recae en un joven simio, quien emprende un angustioso viaje para rescatar a su pueblo de las garras de un tiránico gobernante. Este viaje le hace replantearse la historia de su especie, sus orígenes y el papel de los humanos.
La película contiene ideas interesantísimas. La figura mesiánica de César ha perdurado en el tiempo, pero ha sido malinterpretada por muchos simios. Otros no saben de su existencia, ni son conocedores de la revolución ni del pasado de la raza humana. Por eso, el viaje del protagonista sirve para redescubrir este universo desde un nuevo prisma. Además, el villano principal, el Simio tiránico, se identifica como un dictador romano que busca ampliar su conocimiento, y por ende, su poder. Por desgracia, la película no está dirigida por Matt Reeves o un director del mismo nivel. En cambio tenemos a Wes Ball, director y escritor de la saga El Corredor del Laberinto, uno de esos blockbusters que se han perdido en el recuerdo. Y con razón.
Wes Ball no es capaz de dotar de identidad a su película. Todo en ella se siente poco inspirado, narrativamente simple y con resultados mediocres. Especialmente en su primer acto, con un contexto dramático pésimamente puesto en imágenes. Sus referencias parecen robadas; desde Avatar de James Cameron hasta Mad Max o la propia El Corredor del Laberinto. Es curioso mencionar Avatar porque The Way of Water y la película que nos ocupa tienen un acabado visual muy similar, con la diferencia de que El Reino del Planeta de los Simios saca mayor provecho de sus decorados.
Quitando la mediocre dirección y el excelente uso del CGI (algo obvio en la saga, ya que el resto también fueron punteras en este campo), la película recopila ideas interesantes pero mal ejecutadas. Deja espacio para seguir desarrollándose en el futuro, con una conclusión igual de interesante que el resto. Esperemos que, si continúa, sea con un mejor director.
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